La muerte del baterista de la icónica banda de los Rolling Stones, Charlie Watts, ha conmocionado al mundo, cuando antes ya había tristeza porque el artista había anunciado su retiro de la gira No Filter de la banda hace un par de semanas.

La triste noticia fue compartida por el publicista de Charlie Watts, quien a través de un comunicado expresó: «Es con inmensa tristeza que anunciamos la muerte de nuestro querido Charlie Watts. Ha fallecido en paz en un hospital de Londres hoy mismo rodeado de su familia. Watts era un amado marido, padre y abuelo y también, como miembro de The Rolling Stones, uno de los mejores bateristas de su generación. Pedimos que se respete la intimidad de su familia, de los miembros de la banda y de sus amigos más cercanos en este difícil momento».

Cabe mencionar que en 2004, Watts habdía sido tratado en el Hospital Royal Marsden de Londres de un cáncer de garganta, del que se recuperó posteriormente, luego de una batalla de cuatro meses contra dicha enfermedad, incluidas seis semanas de radioterapia intensiva.
Charlie Watts habría sido un músico miembro del mítico grupo de rock, los Rolling Stones, desde 1963.
Alejado de la vida loca
Watts, que siempre se mantuvo alejado de la loca vida que vivían sus compañeros, siguió siendo durante más de medio siglo el imperturbable metrónomo de la banda mientras alimentaba su pasión por el jazz.
Con su rostro impasible y su talento unánimemente reconocido para el ritmo binario, ofrecía el contrapunto perfecto en el escenario a los frenéticos contoneos de Mick Jagger y las payasadas eléctricas de los guitarristas Keith Richards y Ronnie Wood.
Y mientras sus amigos pasaban por «divorcios, adicciones, arrestos y peleas locas», según un inventario recopilado por el diario británico Mirror, el tranquilo Charlie Watts vivía una vida serena con Shirley Shepherd, su esposa desde hacía 50 años, y su hija Seraphina, en su granja de cría de purasangres árabes en Devon, Inglaterra.
«Durante cincuenta años de caos, el batería Charlie Watts representó la calma en medio de la tormenta de los Rolling Stones, tanto dentro como fuera del escenario», escribió el Mirror en 2012.
Sin embargo, el músico no era totalmente impermeable a las adicciones de la banda: en la década de 1980, se sometió a rehabilitación por heroína y alcohol.
Pero «fue un tiempo muy corto para mí», explicó él mismo. «Simplemente lo dejé, no era algo para mí», confiesa el taciturno músico.
Pasión por el jazz
Nacido el 2 de junio de 1941 en Londres, Charlies Watts llegó a la música a través del jazz animado a los 13 años por su vecino Dave Green con quien después formaría el cuarteto «The A, B, C & D of Boogie-Woogie».
Totalmente autodidacta, aprendió a tocar de oído, observando a los músicos de los clubes de jazz de Londres.
«Nunca fui a una escuela para aprender a tocar jazz. Eso no es lo que me gusta. Lo que me gusta del jazz es la emoción», explicaba el músico que durante su carrera con los Rolling Stones, siguió tocando jazz en paralelo y grabó varios discos con el Charlie Watts Quintet y con el grupo Charlie and the Tentet Watts.
Pero primero estudió arte y trabajó como diseñador gráfico en una gran agencia de publicidad.
Cuando se unió a los Rolling Stones en 1963, no eran más que una banda pequeña e incipiente.
«Fue una bendición», decía Keith Richards. «El primer batería con quien empecé hace 40 años es uno de los mejores del mundo. Con un buen batería, eres libre de hacer lo que quieras», agregaba.
Watts fue designado como el duodécimo mejor baterista de todos los tiempos por la revista Rolling Stones.