Nápoles ha perdido hoy una parte de su alma. El corazón de toda una ciudad apasionada por el fútbol se ha roto en mil pedazos tras conocer la noticia del fallecimiento de Diego Armando Maradona, su gran ídolo, el mejor jugador de toda su historia, el que los sacó del anonimato europeo y los hizo tocar la gloria.
En la historia del Nápoles siempre habrá un AM y DM: Antes de Maradona y Después de Maradona. El sentimiento de congoja es tan fuerte que, en sus redes sociales, el equipo napolitano colocó un texto en el que se confesaban sin palabras ante el dolor de la pérdida de su ídolo.
«Todos esperan nuestra palabra. ¿Qué palabra podemos dar con un dolor como el que estamos viviendo? Ahora es el momento de llorar. Luego vendrá el momento de las palabras», publicó el Nápoles desde su cuenta de Twitter.
Diego y Nápoles: dos copas UEFA para entrar en la historia
Diego Armando Maradona llegó al Nápoles en julio de 1984 luego de haber tenido un paso no tan brillante por el FC Barcelona. La llegada de Maradona causó un furor total entre la afición napolitana, tan devota al fútbol, pero, a la vez, tan lejos de la grandeza de un rival tan odiado para ellos como la Juventus, equipo que tenía a uno de los mejores jugadores de la época: Michel Platini.
Cuando Maradona llegó a Nápoles, el equipo estaba por debajo de la tradición e historia que los grandes clubes de Italia, como la Juventus, el Inter de Milán y el Milán, ya tenían. Sin embargo, ganando la Copa UEFA de 1989 y la Serie A de 1987, Maradona redimensionó Nápoles y la colocó en el ojo del mundo como uno de los grandes representantes de Italia.
Con sus goles, todo el San Paolo, mítico estadio napolitano, vibro, gritó y se emocionó al punto del éxtasis. Bajo el mando de sus goles, el Nápoles conquistó también la Supercopa de Italia de 1990, la Copa Italia de 1987 y la Serie A de 1990.
Nápoles, una ciudad que llora
Tras el anuncio de la muerte de Maradona, Nápoles ahora llora la muerte de su ídolo. Las imágenes que agencias internacionales han publicado reflejan el dolor y congoja que toda una ciudad siente con la partida del 10.
La vida de Nápoles no será igual. El fútbol no solo es su pasión. Es su religión, su fe, su credo y Maradona era el profeta que los llevó a la tierra prometida. Ningún otro jugador ha podido igualar su historia y, quizás, ningún otro lo haga.