Tras hablar de temas de actualidad de la selección mayor, el capitán de la Azul, Nelson Wilfredo Bonilla, recordó su etapa de aliancista en la década anterior. Ahora, a sus 31 años, el atacante, que está a la espera de la confirmación de su nuevo club a escala internacional, se mantiene firme en su deseo de retirarse en las filas de Alianza. En paralelo a eso, quiere disputar su última eliminatoria mundialista bajo la dirección técnica de Hugo Pérez.
¿Cual ha sido la clave para mantenerse una década en el balompié internacional?
Cuando yo salí se me abrieron los ojos del mundo fútbol en todos los aspectos, económico, social, de vida. En todos los países en los que he estado solo me he preocupado por jugar. No me he tenido que preocupar por la ropa de entrenamiento o si me van a pagar. Ahí ve una estabilidad económica y emocional. La mente se me abrió y no me podía regresar a El Salvador, porque ahí estaba la clave para poder tener un futuro.
¿Ya se definió a qué equipo irá ahora, luego de terminar contrato con Thai Port?
Tengo un par de ofertas de Tailandia, pero creo que para mí en el mercado tailandés ya di todo. Quiero buscar una nueva experiencia. Eso está haciendo mi agente, quien me ha dicho que disfrute mis vacaciones. Estoy trabajando para no volver a tener una lesión muscular. Se me terminó el contrato en Tailandia y mi agente me dijo que me tranquilizara, porque me había ido bien con la selección.
Hugo Pérez está hablando ahora de la renovación de la selección mayor, en específico con jugadores de la sub-20. ¿usted quiere jugar la próxima eliminatoria mundialista para 2026?
El profesor Hugo Perez habló con nosotros, con los que somos mayores y nos dijo que no vamos a estar en el próximo proceso, porque tenemos 8 o 10 años con la selección, sino por estar bien físicamente. Nos dijo que no nos cerraba la puerta, pero que dependía de nosotros. Para mí es un privilegio estar en la selección. Estar en el cuarto lugar de los goleadores históricos de la selección no es fácil. Mi objetivo es quedar en segundo lugar de goleo. Estoy a dos del Mágico.
Cada vez que viene a El Salvador se lo vincula con Alianza. ¿Quiere volver a ser parte de ese plantel?
La gente sabía que desde antes era aliancista, pero no lo demostraba, por el tema del profesionalismo. Llevé a mi hijo al estadio. Eso es lo más grande que me ha dado el fútbol, poder llevar a mi hijo a ver al Alianza, porque mi papá me llevaba. Escuchar el himno del Alianza con mi hijo fue bastante fuerte. Me acuerdo del Alianza de Martín García, Luis Espíndola, Adonay Martínez, Horacio Lugo y otros. Con mi papá nos sentábamos cerca de la pantalla del estadio Cuscatlan y salía corriendo y me quería ir a meter a la Ultra Blanca. En dos años a lo muchos quisiera volver a Alianza para darle lo que me dio antes, que fue debutar en primera. Tengo la espinita porque antes no rendí al máximo y ahora sí podría darle un poco más. Sé que ahora le podría dar un poco más al Alianza.
¿La camisa 11 o la 9 para retirarse en Alianza?
Hoy sería la 9. Me gustaría volver a Alianza y que todavía esté Fito Zelaya, para jugar con él. Jugamos juntos y las veces que lo hicimos, fue muy bueno de parte de los dos. Pero qué más jugar a la par del mejor jugador de Alianza en la historia, campeón, goleador e indiscutible. Vamos a ver en el futuro y quisiera también que mi hijo me viera jugar cuando esté un poco más grande. Me gustaría levantar un título con Alianza. En temas administrativos, Alianza está bastante bien y eso para mí es bastante importante. Ya no nos vamos a cambiar debajo de un palo, allá en la cancha de la UCA.
¿Qué papel juega Milton Meléndez en la historia de Alianza?
Es un ídolo. Tengo la oportunidad de conocerlo. Cuando él estaba en Brasilia, de segunda división, se me acercó varias veces para aconsejarme. La verdad es que le debemos mucho. Jugó 13 años en Alianza. El aliancista debe saber lo que es el Tigana. Cuando se vaya esta generación ganadora de Fito Zelaya, Henry Romero, Narciso Orellana, Marvin Monterroza, Iván Mancía les tenemos que enseñar a nuestros hijos lo que ellos fueron en el equipo. No debemos olvidarnos del pasado. Somos los más ganadores, tenemos la mejor afición y tenemos que acordarnos de dónde venimos.
¿Debe ser significativo para Alianza superar a FAS en copas ganadas?
Sería lo mejor. Tiene que ser ese el objetivo. Para mí, Alianza genera un sentimiento único. Tenemos jugadores de calidad que cuando quieren, le pasan por encima a cualquiera.
Pero al igual que a otros jugadores le ha tocado el lado adverso de la tortilla. ¿Cómo se superan esos momentos en los que las cosas no salen en la cancha?
Para ser claros, hace un año la pasé bastante mal, por muchas cosas. Le escribían a mi papá, a mi mamá, a mi esposa. A mi papá le gritaban cosas en la calle. Yo, metantalmente, tuve un bajón anímico desde que salí del Bangkok United. No podía entender cómo el Bangkok United había contratado a otro delantero cuando yo había metido 16 goles en 18 partidos. Me vine abajo por el tema de la lesión y firmé con el Port, en 2021, pero anímicamente y mentalmente no estaba preparado. Se vinieron las competiciones de la selección y ya venía con ese problema. Fallé goles que no tenía que haber fallado. En el penal contra San Cristóbal y Nieves se vio. Yo no le pego así cuando cobro penaltis. Pensé en retirarme, en no seguir jugando. Por meses no la pasé bien por todos estos temas. Tuve que acudir a un psicólogo. No fue fácil saber que la gente dudaba de mí. Pero gracias a Dios lo pude superar. Me dolieron los insultos a mi mamá, papá y mi esposa, por redes sociales. Esa es una parte íntima y muy débil para cada jugador. Mi mamá me dijo que ya no viniera a la selección. Pero ahora respeto las opiniones de los aficionados. Ya lo he trabajado con ayuda de un psicólogo.