Oswaldo Gutiérrez es un nicaragüense originario de «la ciudad de las brumas», Jinotega, que ha llegado a El Salvador como muchas personas de ese país, que se han radicado en el departamento fronterizo de La Unión. Explicó que llegó hace un año, desde entonces se dedica a vender minutas en su carretón y se moviliza por diferentes zonas de la cabecera departamental o donde hay concentraciones de personas que pueden degustar un helado.
Pero este nicaragüense ha encontrado una manera distinta de conquistar el gusto de los salvadoreños que apetecen las minutas de limón, ya que Oswaldo las acompaña con trozos de mango entre el hielo, el chile, la sal y mucho limón, para quienes son amantes de lo ácido.
«La gente preguntaba por qué solo limón le poníamos a la minuta y si no llevaba otra cosa. Vimos que en el solar hay mangos que caen y se desperdician, entonces decidimos ocuparlos y ponerle mango para que lleve un complemento más, para atraer más clientes», explicó el extranjero.
Este joven comentó que en su país trabajaba en una unidad de transporte y su salario diario en promedio era de $5, calculando el monto que ganaba en córdobas, la moneda oficial de Nicaragua. Pero en El Salvador, con su carretón y sus ingeniosas minutas, ha llegado a cuadruplicar ese ingreso.
Este vendedor también ofrece las minutas tradicionales de tamarindo, coco y otros sabores.