Un soldado que formaba parte de una patrulla de reconocimiento en una zona rural de Nueva Concepción, en Chalatenango, fue herido de bala de grueso calibre cuando 10 pandilleros emboscaron a los militares. Falleció cuando era atendido de emergencia en el Hospital Militar, hacia donde fue trasladado en helicóptero.
La Fuerza Armada, en apoyo a la Policía Nacional Civil, ha desmantelado más de 150 campamentos de pandilleros como el que utilizaban los criminales que asesinaron al soldado.
Ya están los primeros capturados por el ataque; sin embargo, continúa un operativo en la zona para detener a todos los involucrados y a sus colaboradores.
En honor del héroe caído en la guerra contra las pandillas, el presidente Nayib Bukele instruyó que las banderas de las instituciones de Gobierno ondeen a media asta, en conmemoración del sacrificio de este militar.
Gracias al esfuerzo diario de policías y militares, El Salvador ha dejado de estar en la lista de las naciones más violentas del mundo, un vergonzoso sitial permitido durante las administraciones de ARENA y del FMLN, que en lugar de combatir con decisión y valentía a las pandillas prefirieron aliarse con ellas y pactar beneficios electorales.
Ahora prefieren salir en defensa de sus socios criminales e incluso el FMLN ha propuesto darles dinero a los familiares de los pandilleros detenidos, como si el Estado debiera hacerse responsable por tener en prisión a delincuentes culpables de asesinatos, violaciones, extorsiones, robos y tráfico de drogas y de armas.
Ni ARENA ni el FMLN han salido a condenar la muerte de un miembro de la Fuerza Armada, lo que revela el grado de coordinación que tienen con las pandillas.
Pero son la minoría en una sociedad decidida a vivir en seguridad y tranquilidad. El trabajo de las fuerzas de seguridad pública en el marco del Plan Control Territorial, con el apoyo de las medidas legales aprobadas con el régimen de excepción, tiene un amplio respaldo popular, ya que nunca en la historia nacional se había hecho tanto para combatir a las pandillas.
El camino es largo y difícil, pero existen la voluntad política, la convicción y entrega de verdaderos héroes para avanzar en la consecución de un país en verdadera paz.
El sacrificio no ha sido en vano. El Salvador avanza verdaderamente por la ruta correcta. Toca, como sociedad, unirnos para erradicar de una vez a las pandillas del territorio.