El Salvador vive un especial florecimiento de la democracia. Las diferencias políticas e ideológicas se respetan y todos tienen la posibilidad de presentar sus propuestas y sus candidatos, y es el pueblo, de manera libre, soberana y sin ninguna imposición, el que elige quiénes gobernarán.
No siempre ha sido así. De hecho, el país ha venido de procesos electorales en los que las cúpulas partidarias deciden quiénes van a ser sus candidatos y algunos partidos se ven forzados a retirar a sus candidatos, pero no porque haya una decisión de sus bases, sino por acuerdos bajo la mesa impuestos por las dirigencias.
Así sucedió, por ejemplo, en 2009, cuando había múltiples candidatos, pero todos fueron declinando para que al final quedara una elección entre Rodrigo Ávila, de ARENA, y Mauricio Funes, del FMLN. El primer gobernante del partido de izquierda ahora es prófugo de la justicia por haber saqueado $351 millones del Estado y ha sido nacionalizado nicaragüense por el régimen orteguista para evitar enfrentar la justicia.
Las elecciones del próximo año serán algo muy distinto. Hasta la fecha, siete fórmulas presidenciales han resultado electas en las primarias de los partidos políticos para competir en los comicios presidenciales del próximo año. La lista la encabeza Nayib Bukele y su fórmula es el vicepresidente Félix Ulloa hijo, por Nuevas Ideas.
Humberto Sánchez e Hilcia Bonilla son los candidatos por el partido ARENA; Luis Parada y Celia Medrano, de Nuestro Tiempo; Manuel Flores y Wérner Marroquín, en representación del FMLN; José Renderos y Rafael Montalvo, por el partido Fuerza Solidaria; José Cardoza e Irma Sosa, por el Partido Independiente Salvadoreño (PAÍS), y Marina Murillo junto con Fausto Carranza participarán por Fraternidad Patriota Salvadoreña (FPS).
Como dice David Hernández —analista político, docente universitario y máster en Ciencias Políticas por la Universidad de Hannover, Alemania—, por primera vez en casi un siglo hay una oferta de toda la variedad de opciones ideológicas: «Hay candidaturas de todos los colores y sabores para todos los gustos, de derecha como ARENA, de izquierda como el FMLN, liberales como Nuestro Tiempo o conservadores como Fraternidad Patriota Salvadoreña».
Entre todas, y por encima de las tradicionales definiciones ideológicas, está Nayib Bukele, que rompió el bipartidismo al derrotar a ARENA-FMLN y que ha puesto a El Salvador en el mapa mundial no solo por sus éxitos en seguridad, sino también por atraer importantes inversores extranjeras, como el reciente anuncio de la instalación en el país del centro regional de Google Cloud.
Será a través del voto secreto, libre y soberano que los salvadoreños acudirán a las urnas. Y, sin duda, será a favor de seguir por el camino del desarrollo y la seguridad.