En mayo, el planeta fue escenario de la tormenta solar más poderosa en 20 años. El fenómeno iluminó los cielos nocturnos con deslumbrantes auroras boreales sobre todo en Estados Unidos, Europa, Australia y el sur de Chile y Argentina, en latitudes mucho más alejadas de los polos que lo habitual.
Las tormentas solares pueden ir acompañadas de eyecciones de masa coronal (CME), un flujo de plasma constituido de partículas cargadas que tardan varios días en alcanzar la Tierra.
Su interacción con el campo magnético de la Tierra produce las auroras boreales, que parecen gigantescas cortinas de luz ondulantes y coloridas.
Cuatro CME se dirigen actualmente hacia la Tierra y deberían de llegar entre martes y jueves, anunció la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) el lunes.
La mayor actividad se espera el martes con una tormenta geomagnética de categoría 3. Las de mayo alcanzaron la categoría 5, el nivel máximo.
Según NOAA, las autoras boreales podrían ser vistas desde Canadá y una parte de Estados Unidos. También podrán observarse «con un poco de suerte» en el norte de Europa, según el portal SpaceWeatherLive.
Las CME no solo provocan auroras boreales sino que pueden dañar las redes eléctricas y de telecomunicaciones.