Es una de las últimas bazas de Estados Unidos para obtener a Julian Assange. La justicia británica examinará a partir del miércoles la apelación de Washington contra su rechazo de extraditar al fundador de WikiLeaks, reclamado por una filtración masiva de documentos.
En enero, la jueza británica Vanessa Baraitser rechazó la demanda de extradición de Assange, ante la posibilidad de que este australiano de 50 años se suicide. En Estados Unidos enfrenta una pena de 175 años de prisión, en un caso descrito por sus defensores como político y un atentado a la libertad de expresión.
En su demanda de apelación, Washington pone en entredicho la fiabilidad de un experto que testificó a favor de Assange respecto a la fragilidad de su actual salud mental.
En efecto, el psiquiatra Michael Kopelman reconoció que había engañado a la justicia al «ocultar» el hecho de que su cliente se convirtió en padre durante su encierro en la embajada de Ecuador en Londres.
Esta apelación, que durará dos días, es uno de los últimos recursos de Washington, que, en caso de que fracase, sólo podría acudir al Tribunal Supremo británico.
«En muy mal estado»
Julian Assange fue detenido por la policía británica en abril de 2019, tras haber pasado siete años recluido en la embajada de Ecuador en Londres, donde se refugió cuando estaba en libertad bajo fianza. Temía la extradición a Estados Unidos o Suecia, que lo reclamaba por violación, cargos que fueron abandonados desde entonces.
Assange, que cuenta con el apoyo de numerosas organizaciones de defensa de la libertad de prensa, es buscado por Estados Unidos por espionaje a raíz de la publicación de unos 700.000 documentos militares y diplomáticos secretos.
Según su pareja, Stella Moris, quien lo visitó el sábado el la cárcel, Assange está «en muy mal estado». «Julian no sobreviviría a una extradición, es la conclusión de la magistrada», dijo en una rueda de prensa.
El experto en derecho estadounidense Carl Tobias estima, sin embargo, que hay posibilidades de que la apelación de Estados Unidos llegue a buen puerto, puesto que la justicia británica consideró en agosto que sus argumentos eran «al menos defendibles».
«Estados Unidos podría estar en condiciones de convencer al Tribunal Superior que Baraitser dio demasiada importancia al informe (del experto Kopelman) para decidirse», explicó a la AFP. Pero esto «podría no bastar para justificar la anulación de toda su decisión», matizó.
«Amenaza permanente»
El sábado, cientos de manifestantes –con pancartas de «El periodismo no es un crimen» o «10 años es suficiente, liberen a Assange ahora»– se congregaron delante del Tribunal Supremo de Londres, junto a su compañera Stella Moris, para reclamar su liberación.
«Julian Assange ne tendría que estar en la cárcel por haber obtenido informaciones de filtradores de alertas, mostrar al mundo lo que ocurre realmente o exponer a nuestros políticos corruptos», afirmó una de las manifestantes, Boo Oldfield.
Varias organizaciones de defensa de los derechos humanos y de la libertad de prensa, como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y Reporteros Sin Fronteras, instaron a mediados de octubre en una carta abierta al fiscal general estadounidense que abandonase las medidas.
Julian Assange es objeto de un proceso lanzado durante la presidencia de Donald Trump. Ahora que el demócrata Joe Biden lo sucede, «su Departamento de Justicia podría decidir anular la decisión de inculpar a Assange y de pedir su extradición», según Tobias. Pero no es el caso, lo que demuestra, explica el experto, que «lo consideran quizás como una amenaza permanente para la seguridad de Estados Unidos».