Julio de 2023 se acaba de convertir en el mes más seguro de la historia de El Salvador. Con 23 de sus 31 días sin homicidios supera la anterior marca, también impuesta este año, de 22 días sin homicidios, en enero. «Si anualizamos la tasa de homicidios de enero a julio, El Salvador (hace poco el país más peligroso del mundo) tendría 2.2 homicidios anuales por cada 100,000 habitantes», destacó ayer en sus redes sociales el presidente Nayib Bukele.
Sin ninguna duda, eso nos convierte en «el país más seguro de América», como también reseña el mandatario.
Se trata, entonces, de un hito histórico para una nación como El Salvador, que vivió por décadas bajo el terrorismo impuesto por las pandillas, tolerado —e incluso fomentado— por los gobiernos de ARENA y del FMLN, que llegaron a acuerdos con estos grupos criminales en los cuales entregaron dinero a cambio de apoyo para las elecciones, negociando con ello la vida de millares de ciudadanos.
No es algo sin importancia. Al contrario, tiene una trascendencia tan grande que, con razón, es tomado como referencia por otras naciones. Para hacer una analogía, en redes sociales se comparan las similitudes entre El Salvador y Afganistán, con un porcentaje similar de la población dedicada a las actividades criminales: 1 %, tanto de pandilleros como de talibanes.
Sin embargo, mientras que una coalición de países de Occidente perdió la guerra —además de miles de millones de dólares y millones de vidas en Afganistán—, El Salvador, con el presidente Bukele, logró en unos cuantos años vencer a las pandillas con muchísimas menos bajas de parte de las fuerzas policiales y militares y a pesar de la interferencia y del bloqueo de muchos países de la comunidad internacional.
Para llegar a estos resultados en materia de seguridad pública ha sido necesario tomar medidas audaces y valientes, como la implementación del régimen de excepción, que ha entregado las herramientas para que las autoridades detengan y procesen a más de 71,000 integrantes y colaboradores de maras, pero también los cercos de seguridad, como el implementado ayer en el departamento de Cabañas.
Solo a través de la focalización de los esfuerzos de grandes contingentes de policías y militares será posible extraer a todos los pandilleros del departamento, uno de los pocos refugios que tienen los terroristas. Las experiencias previas de los cercos han demostrado ser efectivas para arrancar de raíz a las maras de las comunidades, las cuales luego recuperan la paz y la tranquilidad.