El papel que juegan las mujeres en la vida política del país sigue siendo sombrío, pese a que tenemos un número de mujeres representándonos en algunas curules y alcaldías, las mujeres seguimos siendo invisibles ante las decisiones de país.
La denigración, el repudio y la intolerancia en los que muchas mujeres políticas se han visto expuestas es por la misma falta de una estrategia mediática, y la falta de una agenda que se distinga del quehacer de otros aspectos de interés en una visión de país incluyente y justa para todos los sectores importantes de la sociedad.
La participación de las mujeres sigue siendo limitada en los institutos políticos, pese a que la ley de partidos políticos los obliga a incorporar en sus planillas el 30 % de mujeres. Sin embargo, esta ley no deja claro que debe ser en espacios ganadores, por eso nos envía a rellenar planillas o nos dejan cargos de suplencia. Aparte de eso se tiene que lidiar, con el nepotismo que algunos partidos políticos practican, como el hecho de incorporar a toda la familia en esa planilla negando el espacio a alguien de afuera.
Los movimientos de mujeres sugerimos que esta participación sea en igualdad de condiciones (artículo 3 de la Constitución) y que se aplique un sistema trenzado, y con paridad.
La falta de educación política es otra barrera, pues al desconocer su trabajo a desempeñar en el legislativo y municipal, terminan por no hacer nada, o terminan haciendo lo que el jefe de fracción les ordena, sin tener la oportunidad de analizar y opinar sobre los temas prioritarios a resolver.
La sociedad nos exige más que a los hombres a quienes, por cierto, les permiten hasta palabras soeces, acosos sexuales, violaciones, vicios, etcétera. Hombres sin finiquito moral son aceptados en el espectro político, muy diferente es el caso de las mujeres.
Una mujer política debe hacer triples esfuerzos para verse bien, desde su lado intelectual y culto, la forma de hablar y hasta vestirse adecuada a su cargo, la falta de preparación en el manejo mediático, la imagen y las temáticas puede ser el fin de una mujer en la política, que solo podría durarle tres años. Por ello es importante que las nuevas mujeres elegidas como diputadas y alcaldesas sean inteligentes, prudentes y sabias, para que con su trabajo en función de la población sea bien visto y se ganen el corazón de la gente, y no se estrellen sin hacer una carrera política.
Es importante, que haya representación de mujeres en las instituciones del Estado, al menos en un 50 %, y que piensen en dejar una huella positiva como lo hizo Prudencia Ayala. También es importante que tengan una agenda comprometida con el país, que tenga una sana crítica de cara a resolver los problemas sociales, que se enfrentan cada día. En la Asamblea Legislativa se necesitan mujeres inteligentes y trabajadoras. Queremos mujeres guerreras políticas, que se impongan y defiendan sus ideas, que desarrollen una agenda en favor de la mujer salvadoreña.