La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció públicamente al gobierno del presidente Nayib Bukele por los excelentes resultados en el manejo de la pandemia por la COVID-19. El director general de la OMS, Tedros Adhanom, felicitó al ministro de Salud, Francisco Alabí, por liderar la respuesta para contener el coronavirus en El Salvador. Una estrategia «basada en un enfoque integral para frenar la transmisión, impulsar el tratamiento y prepararse para el lanzamiento de la vacuna», escribió Adhanom en Twitter.
La OMS calificó como un «caso de éxito» el plan salvadoreño contra la COVID-19 y destacó las medidas (como el cierre temprano del aeropuerto internacional Monseñor Óscar Romero) para retrasar la llegada de la enfermedad, la entrega de medicamentos en las casas de los pacientes, la creación del Hospital El Salvador con 1,000 camas uci disponibles, la atención en el «call center» y la creación de una política específica para abordar la pandemia.
Como estrategia adicional, el gobierno comenzó la construcción de 162 módulos para aplicar la vacuna contra la COVID-19, una medida que responde al llamado de la OMS hacia los países a prepararse para la aplicación masiva, pero de forma ordenada y segura.
El epidemiólogo jefe de la OMS, Mike Ryan, se declaró impresionado por las medidas aplicadas y los resultados obtenidos, que calificó de «maravillosos», y consideró que eran inspiradores para otras naciones.
Todas estas medidas han sido acciones sostenidas desde antes que el virus llegara al país. La red hospitalaria nacional tiene una alta capacidad de atención, y la puesta en funcionamiento del Hospital El Salvador ha permitido quitarle presión al resto de los hospitales públicos. De manera coordinada, además, el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) ha colaborado con la atención de pacientes y el despacho de recetas.
El reconocimiento de la OMS a la estrategia del gobierno es incuestionable, y se vuelve más valioso cuando se toma en cuenta que ha sido posible a pesar de los obstáculos de la oposición, que se ha negado a colaborar con el funcionamiento del plan y que incluso trabaja para crear escollos y quitarle herramientas legales al Ejecutivo.
Mientras los hospitales de otros países se encuentran ante el dilema de escoger a quiénes deben desconectar de las unidades de cuidados intensivos para atender a otros pacientes, El Salvador puede enfrentar la pandemia con más camas que las que tenía antes del brote de la COVID-19.