El hecho parece inaudito: Javier Simán, cabeza del gran capital y actual dueño del partido «derechista» ARENA, es entrevistado con tono servil en Radio Maya Visión, voz oficial del partido «izquierdista» FMLN. (Ya explicaré al final el porqué de esas comillas). Pero creer que eso equivale a mezclar el agua con el aceite es un error. La explicación está en la historia.
En 1969, el Partido Comunista Salvadoreño (PCS) dio su apoyo al gobierno militar del PCN en la guerra contra Honduras. Entonces, en plena Guerra Fría, Moscú sostenía una política internacional que se resumía en cuatro palabras: coexistencia pacífica, desarme y distensión.
Siempre fiel al Kremlin, ya en 1970, Schafik Hándal movió al PCS de la ilegalidad a la competencia electoral. Cayetano Carpio se opuso y fue expulsado del PCS, optó por la lucha armada y fundó las Fuerzas Populares de Liberación.
De manera simultánea, otra agrupación de socialcristianos radicalizados, liderados por Joaquín Villalobos, también se alzó en armas y se constituyó en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
Para los tres grupos, en el plano estratégico, era imperativo formular su propia política de alianzas acorde con su respectiva concepción ideológica.
Carpio, un obrero marxista leninista muy ortodoxo, planteó «la alianza obrero-campesina con hegemonía proletaria». Se centró en la lucha sindical, pues creía que los campesinos, al poseer pequeñas parcelas, defendían la propiedad privada y, por lo tanto, no eran revolucionarios.
Villalobos, un universitario de clase media bastante heterodoxo, se desentendió de los sindicatos y prefirió vincularse a los campesinos de las comunidades eclesiales de base orientados por la teología de la liberación.
Schafik, un intelectual descendiente de ricos comerciantes y sin más ideología que los dictados coyunturales de Moscú, privilegió una alianza con la Democracia Cristiana, de centro-derecha.
En 1983, ya conformado el FMLN, las posiciones de Carpio son derrotadas en el interior de las FPL, y el nuevo grupo dirigente de esa organización se reaproxima al PCS, al punto de asumir en los hechos a Schafik como su verdadero ideólogo.
Al concluir la guerra civil, el ERP y sus afines se retiran del FMLN, dejando a ese partido en manos de las FPL y del PCS, las dos corrientes comunistas que se fusionan ya bajo la jefatura única de Schafik. Ese nuevo FMLN se convierte en un partido de cuadros profesionales y desarticula su alianza con el movimiento social.
Para llegar al poder, ese FMLN establece alianza con un sector de derecha que impulsa la candidatura de Mauricio Funes. Alejado del movimiento social y ya en representación exclusiva de los intereses de su cúpula dirigencial, el FMLN juega el uno-dos con ARENA, en defensa del régimen neoliberal bipartidista, y pasa de la complicidad a la actual fusión en un solo partido para todo efecto práctico.
Más allá de toda consideración moral, atendiendo únicamente el plano político, Roberto d’Aubuisson no era neoliberal pero era de derecha, en tanto que Joaquín Villalobos no era comunista pero era de izquierda. Del mismo modo, la ARENA de Javier Simán no es de derecha, como el FMLN de Schafik Hándal júnior no es de izquierda.
En la alianza ARENA-FMLN no se hace política, pues no se representa el interés de ningún sector social; allí solo se hacen negocios para beneficios exclusivamente cupulares.