José Antonio Amaya, un agricultor que reside en el caserío San Francisco, del cantón Terrero, en Lislique, La Unión, aprovechó una de las cabinas móviles de vacunación en el parque central de esa localidad para llevar a sus dos hijos y una hija menores de edad a colocarles la primera dosis de la vacuna anti-COVID-19.
El padre de familia contó que por motivos de trabajo no había podido llevar a sus hijos a vacunarlos, y otro factor es que no tenía las partidas de nacimiento de los menores, pero ayer logró sacar los documentos y vacunarlos al mismo tiempo.
El primero en vacunarse fue David Amaya, de siete años; luego fue el turno de los adolescentes Ana Dolores, de 12, y Misael Ernesto, de 14.
«Es importante vacunarlos porque ellos están yendo a la escuela, y esto de que traen la vacuna a los pueblos es muy bueno. Si no vinieran aquí, nosotros tendríamos que ir hasta Anamorós, y con esto ya ese pasaje uno se lo ahorra», comentó el progenitor de los tres menores.
Según el personal del Ministerio de Salud (Minsal), del número de personas que asistieron ayer a vacunarse en la cabina móvil que llegó a Lislique, un estimado del 75 % de los vacunados que llegaron fueron menores y adolescentes,
Pero también asistieron personas adultas mayores, como Lucía Morales, de 74 años, quien llegó desde el cantón El Derrumbado.
«He pasado bien enferma y por eso no me había podido venir a vacunar, y yo como casi no salgo, porque hay veces que por mi enfermedad ni me puedo levantar», señaló la adulta mayor.