Justo Pastor Alvarado y Ángela Calderón de Alvarado, ambos de 71 años y originarios de Concepción de Oriente, en La Unión, vencieron los miedos y los mitos que la población ha convertido en rumores y accedieron a vacunarse contra la COVID-19.
Esta pareja de esposos está en el grupo poblacional habilitado desde principios de abril para vacunarse contra el virus.
Pero ellos esperaron casi tres meses para colocarse la primera dosis y un mes más para la segunda. Reconocen que sus miedos a la vacuna únicamente están basados en los rumores de la población.

«Yo me siento bien, pero nos ponían en miedo sobre esto [la vacuna], pero tenemos que hacerlo y esperamos bastante después de que se inició para los mayores de 70 años, porque teníamos miedito. Pero ahora así como nosotros lo perdimos, creo que a todos se nos va ir quitando el miedo», comentó Justo Alvarado, quien fue secundado por su esposa en esa opinión.
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A diario, en los centros de vacunación de este departamento unionense, son decenas de adultos mayores los que se colocan entre adolescentes y jóvenes y llegan por su primera o por la segunda dosis, pues forman parte de las personas que estaban renuentes con la vacuna; aunque, poco a poco, se han ido convenciendo de que es lo mejor para prevenir las formas graves de contagio.
De igual forma, Francisco Reyes, originario de Santa Rosa de Lima, de 74 años, dijo que no se había vacunado por miedo y que esperó cuatro meses para completar su esquema de vacunación.