Qué importantes son los pensamientos, todos y cada uno pueden ser los que nos impulsen a alcanzar nuestros objetivos, nuestros sueños; pero a veces los ignoramos por culpa de otros, unos que pasan casi desapercibidos y que en el momento menos esperado están pasando de presuposiciones a verdades absolutas.
El cerebro está en constante actividad, es el encargado de enviar y recibir información interna o externa; mientras estamos despiertos hay diálogos internos constantemente, recreamos pláticas que ya sucedieron agregando ciertas variantes y otras que deseamos que pasen, esta comunicación interna es de la que debemos estar atentos. Con las personas que nos relacionamos tratamos de tener una escucha activa, estar atentos a sus emociones y sentimientos, por otro lado, se dificulta darnos esa atención minuciosa, olvidamos que nosotros debemos ser prioridad para ser detallistas; algunos de estos pensamientos cortos que pueden ser irracionales fueron denominados pensamientos automáticos por el teórico cognitivo Aaron Beck.
Existen muchas personas en el mundo que pierden el control de estos pensamientos irracionales, que poco a poco pueden desarrollar hasta un trastorno de ansiedad, que sin darse cuenta están creando sus propios límites. Es necesario cuestionar los pensamientos que no tienen sustento en la realidad, permitirnos intentar, es inevitable fallar, pero es más importante aprender, mejorar con cada intento.
El ser humano ha creado una cantidad increíble de cosas, entre ellas tecnologías que facilitan actividades constantes, en los vehículos, por ejemplo, el mantenimiento de velocidad, de los carriles y el frenado de emergencia, entre otros; en los aviones, la función de piloto automático permite viajar de un punto a otro con la mínima supervisión e intervención del piloto, pero cuando algo repentino sucede, como corrientes de viento o una tormenta, es indispensable retomar el control.
Los seres humanos tenemos por costumbre viajar en piloto automático y cuando los pensamientos llegan de forma emergente, nos aferramos a ellos, a pensamientos de incapacidad, desvaloración y ninguno de ellos tiene un sustento válido; es cuando se vuelve importante atendernos, prestarnos la debida atención, tomar el control y contextualizar los pensamientos para nosotros, de manera amable, con la dosis de amor propio necesaria e indispensable, porque en cierta medida somos lo que pensamos. Qué peligroso puede ser dejarnos llevar por pensamientos que nos limitan, por pensamientos irreales y otros que simplemente aceptamos porque la persona que lo dijo era alguien representativo en nuestras vidas. Debemos evitar la generalización, si en una ocasión fue imposible hacer o lograr lo que queríamos, debemos reformular el proceso y ponernos en acción, pero todo iniciará cuando nuestros pensamientos sean filtrados por nosotros con la realidad y nuestro contexto.
Es momento de identificar los pensamientos automáticos, cuestionarlos y transformarlos en proposiciones, pasar de la intención a la acción. Somos dueños de nuestro destino, el adecuado control y gestión de nuestros pensamientos será lo que haga un verdadero cambio en nuestras vidas. Nuestra mente debe definir el objetivo e identificar los pasos para logar lo que nos proponemos. Tomemos el control de nuestros pensamientos.