Cada vez más la música se convierte en un elemento fundamental en las primeras etapas del desarrollo de un niño debido a los incontables beneficios que genera ya sea en lo intelectual, lo auditivo, lo sensorial y lo motriz.
Por medio de la música, los niños tienen la posibilidad de comenzar a expresarse de otra manera y les ayuda en la capacidad de integrarse activamente a la sociedad. Es por eso que, actualmente, más personas confían en los beneficios de la música para el desarrollo de los niños y la búsqueda de mejores opciones para la formación de personas integrales.
Tal es el caso de la Escuela de Música Juvenil Miguel Tomás Murillo, ubicada en el municipio de San Esteban Catarina, en San Vicente. La escuela, con casi cuatro años de funcionamiento, tiene como especial objetivo enriquecer los procesos de formación musical de los niños de San Vicente con la enseñanza de diferentes instrumentos musicales de cuerda y percusión, como guiarra, violín, viola, violonchelo y batería. Así como el aprendizaje de clases de solfeo y de piano.
La iniciativa surgió en respuesta a la falta de oportunidades artísticas y de esparcimiento para los niños residentes del lugar. En sus orígenes fue liderada por la maestra Candida Cerritos y, posteriormente, retomada por la artista Sonia Évelyn González.
Ambas son fieles creyentes de la importancia de los espacios culturales en la construcción de un fructífero tejido social. «Una vez me llegó la noticia de que una niña de cuatro años quería aprender violín, y más la necesidad que existía en el municipio de espacios para el aprendizaje de la música, me atreví a darle clases. Así, poco a poco, se fueron sumando más niños. Fue ahí donde pensamos formalmente en poner una escuela de música», comenta Candy, responsable de impartir las clases de violín y viola en el centro de enseñanza.
La escuela se rige bajo el método Suzuki, una herramienta pedagógica que se emplea para la enseñanza de la música a niños con o sin experiencia. Esta técnica ha demostrado tener un gran alcance y efectividad de aplicación, ya que ha logrado la incorporación de niños que por su edad aún no saben leer.
«Tratamos de enseñarle a los niños con la técnica Suzuki, que es como la lengua materna. Aprenden con la música, aprenden jugando. Antes, en mi caso, no nos enseñaban porque no sabíamos leer; y si no podíamos eso, menos agarrar un instrumento. Ahora todo eso ha cambiado. Sabemos que la forma yo hago y tú repites funciona», manifiesta Cerritos.
Por ahora, la escuela alberga 35 niños de diferentes lugares del departamento de San Vicente, quienes emocionados por el aprendizaje de algún instrumento acuden respetando las medidas de bioseguridad para la prevención de la COVID-19.
Un verdadero reto
Para Sonia González, cofundadora de la escuela, el amor a la música y al municipio han sido fundamentales para continuar creyendo en la importancia de formar niños integrales.
Sin embargo, añade que la escuela, al ser un proyecto que busca ser accesible para los niños de la zona ha pasado por diferentes limitaciones, que en ocasiones les han imposibilitado integrar a más niños que tienen deseos de aprender.
«Ha habido una cantidad industrial de retos. Gracias a Dios, muchas personas saben el trabajo que estamos haciendo y se suman apadrinando a un niño. Con esto, se logra brindar una oportunidad real de formar personas de bien y nos ayudan también al mantenimiento y el pago de los costos fijos de todo lo de la escuela», expresa Sonia.
Desde el inicio del proyecto, los maestros han ejercido «ad honorem» con el único propósito de trabajar por la niñez salvadoreña.
Una de las personas que se sumó a este proyecto de pequeños músicos con grandes talentos fue Wilfredo Guzmán, pionero y benefactor de la moción cultural. Guzmán donó pizarras, escritorios y equipo básico para el funcionamiento de la escuela.
«Estamos trabajando en la prevención de la violencia mediante la música. Los niños son de los más sobresalientes en su escuela. Realmente es un verdadero gusto ver la transformación que logran estos niños mediante el arte», manifiesta Guzmán.
Apadrina un niño
Con el propósito de lograr que más menores conozcan la música, la escuela Miguel Tomás Murillo ha habilitado un programa de apadrinamiento. Con esto, los benefactores garantizan la educación musical del estudiante; así como también, las opciones de mejores oportunidades para niños y jóvenes del departamento de San Vicente.
Si deseas sumarte a la noble causa, la administración pone a disposición el número 7740-9709 para brindar mayor información sobre este programa.