El periodista y corresponsal de la agencia EFE, Javier García, anunció que se retirará del periodismo «al menos temporalmente», asegurando que ha perdido «buenas dosis de ilusión por este oficio» debido a la guerra informativa contra China por parte de medios de comunicación occidentales, afines a Estados Unidos.
«En pocos días dejaré el periodismo, al menos temporalmente, tras más de 30 años de profesión. La bochornosa guerra informativa contra China se ha llevado buenas dosis de mi ilusión por este oficio, que hasta ahora había sobrevivido a no pocos conflictos y otras lindezas», escribió García en un extenso hilo en su cuenta de Twitter.
El periodista explica que llegó a China con la mente abierta y libre de prejuicios e ideas preconcebidas, y que lo que encontró fue «un país enorme, diverso y en constante transformación, repleto de historias que contar».
«Un lugar innovador, moderno y tradicional a la vez, en el que se vislumbra el futuro y se juega de algún modo el destino de la humanidad», así lo definió.
Sin embargo, lamentó que también existe un sector de la prensa extranjera que se desempeña de una manera «profundamente sesgada», la cual «sigue constantemente la estela de lo que los medios estadounidenses y el departamento de Estado de EE. UU. quieren contarnos, da igual lo que pase».
García asegura que, para esa prensa, no existe espacio para la sorpresa, ni para un mínimo análisis veraz de lo que ocurre en China; y que, en cambio, todo lo que hace China «debe ser, por definición, negativo»:
«No hay lugar para profundizar en las claves históricas, sociales o culturales», dijo. Además, asegura que la manipulación informativa «es flagrante», y que, quien se atreva a confrontarla o a intentar mantener posturas medianamente objetivas e imparciales «será acusado de estar a sueldo del gobierno chino o algo peor, no se tolera la menor discrepancia».
«Los poderes que promueven la muy peligrosa deriva de confrontación con China no dejan nada al azar. Sus aparentemente invisibles hilos llegan a los lugares más insospechados. Cualquiera que se salga de la senda marcada será apartado o marginado», escribió durante el hilo.
García, explica que políticas ejecutadas en China, que «deberían servir de ejemplo», como la reforestación, o la salida de la pobreza de 800 millones de personas, llevan siempre el comentario «but at what cost» (pero, ¿a qué costo?).
«Se habla sin cesar de la propaganda china, que es evidente por tan obvia. Pero nada de la de EE. UU., mucho más sutil, menos detectable y, por ello, más efectiva: el lector cree que se está formando una opinión en base a su propio criterio, sin que nadie le esté empujando a ello», lamentó el periodista.