«Pinochet me miró directo y así lo hizo cada vez que lo fotografié», describe el neerlandés Chas Gerretsen el momento en que retrató al dictador chileno, con lentes oscuros y semblante serio, en una de sus imágenes más icónicas.
Gerretsen captó esa foto del general Augusto Pinochet con lentes oscuros, los brazos cruzados sobre el pecho y rodeado por otros militares apenas una semana después del golpe de Estado contra el socialista Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, en un acto religioso en la Catedral de Santiago.
A poco menos de un mes del 50 aniversario de estos hechos, Gerretsen llegó nuevamente a Santiago para inaugurar la primera exposición que se monta en Chile con las fotografías que captó en los últimos meses del gobierno de Allende (1970-1973) y los primeros de la dictadura de Pinochet (1973-1990), que en 17 años dejó más de 3.200 víctimas, entre muertos y desaparecidos.
Entre Patton y un abuelo
Según el fotógrafo, Pinochet era un actor. «Un actor que se debe a la gente», comentó en entrevista con la AFP. Por eso miraba al lente de la cámara, tal como lo hacen los actores y actrices de Hollywood, donde fotografío a las estrellas en los 70 y 80.
«Los actores siempre miran al lente cuando los fotografían, porque tu lente es el público y están tratando de transmitir al público qué tipo de persona es. Eso era Pinochet», aseguró.
Gerretsen -que antes de Chile estuvo en Vietnam y Camboya- fotografió en otras tres ocasiones a Pinochet. «Era una persona diferente cada vez que lo veía», recordó.
Una de ellas fue cuando aún era el segundo del Ejército y se produjo una asonada golpista que fracasó, en junio de 1973. «Era como el general chileno Patton. (…) Con un casco americano, una carabina M1 en su hombro, unos prismáticos y una chaqueta de general americano chileno», dijo al mencionar al general estadounidense de la Segunda Guerra Mundial.
Las otras dos veces son diametralmente opuestas. En su oficina, donde se mostró como un militar amable y atento con los periodistas, y otra en su casa, con uno de sus nietos. «Era un abuelo completamente normal», destacó.
Una cuenta en redes sociales
El reencuentro de Gerretsen con Chile comenzó a gestarse en 2019 cuando abrió una cuenta en Twitter. Allí publicó algunas de sus fotos del país.
La respuesta, con comentarios de usuarios que le decían que sus imágenes mostraban lo que sus padres y abuelos les habían contado, lo sobrecogió. «Se me puso la piel de gallina. Me di cuenta de que mis fotografías para algunas personas eran muy importantes», relató.
En cuestión de semanas sus seguidores llegaron a los 20.000. Hoy ya superan los 25.000.
El siguiente paso fue la elaboración de un libro, que saldrá a la venta en septiembre, y la muestra «Rebobinar, reimaginar, reportar», que se inaugura este viernes en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
Pero hace una década que Gerretsen está presente en ese museo. Dos de las murallas interiores del recinto muestran gigantografías con tres imágenes del fotógrafo del 11 de septiembre de 1973, del momento en que los últimos colaboradores de Allende, que se suicidó en medio de la alzada militar, salen del palacio presidencial de La Moneda, y son arrestados y arrojados al piso.