Al menos, para no irnos muy lejos, en estos pasados 30 años tenemos que aceptar que no se les construyó ni una sola vivienda digna a esos salvadoreños que andan ambulantes, estableciéndose en las faldas de los cerros, construyendo a medias un rancho de lata y chamizos para medio sobrevivir, que se les cae encima con cualquier lluvia, o deforestando los manglares para construir una choza, entre arenas movedizas, ambientes plagados de zancudos, poniendo en peligro la vida de sus hijos, o a la orilla de las quebradas, exponiéndose a ahogarse en la primera tormenta que los tire al lodazal.
Leo la historia del IVU (Instituto de Vivienda Urbana), tiempos de Óscar Osorio, José María Lemus y Julio Adalberto Rivera; por allá surgieron algunos proyectos habitacionales que se realizaron hace más de 60 años.
Por otro lado, nos encontramos con la realidad de que un proyecto de vivienda es costoso y aun una mínima cuota que tuviesen que pagar los beneficiarios marginados no les es posible, porque nos enfrentamos a otro problema: esta gente no tiene un trabajo digno con suficiente ingreso como para pagar, aunque sean mínimas cuotas. Entonces la generación de empleos, crecimiento de industrias y empresas empleadoras se constituyen también urgentes para este Gobierno. Esto, aunado al fortalecimiento de la educación, el agro y muchos aspectos ligados al mejoramiento de los niveles de vida del salvadoreño, es la prioridad nacional que estamos abordando en esta nueva concepción política de Estado.
La prolongación de un Gobierno que esté avocándose a resolver ¡por fin! esta situación social, aparte de la escasez de servicios, acabar con la delincuencia, falta de empleos, superar los estándares de la salud del pueblo, disminuir y (de ser posible) terminar con la dependencia de entes foráneos, creando un país capaz de autoabastecerse en lo posible y producir sus propios recursos de manutención alimenticia, es más importante que cualquier objeción transitoria, si el pueblo está de acuerdo y consciente de la necesidad de que se sigan obteniendo logros en su gestión.
Lo importante es que continuemos un proceso de desarrollo social y cultural para nuestro país, y esto es completamente visible después de muchas décadas de atraso y crisis en manos de gobiernos, clases políticas inoperantes, parcializadas por sus propios intereses, que nos han dejado en la miseria moral y material con sus actuaciones antipopulares y demagogia política.
En este orden, con estas medidas de mejoramiento social a la vista, estamos seguros de que este Gobierno estará ocupado planteándose proyectos a mediano y largo plazo para superar esa pobreza y marginalidad en que está sumido nuestro pueblo.