Conducir un auto es más que velocidad y adrenalina. Es responsabilidad con uno mismo y con las demás personas. Sobre eso hablamos en este episodio de «Diario de un Motor», el podcast automotriz de «Diario El Salvador» y Super Repuestos.
Elizabeth Hernández es una salvadoreña que siempre ha tenido pasión por el mundo de la velocidad y los motores. Ha forjado una carrera exitosa como piloto de carreras profesional, al punto en que ha escrito su nombre en el primer lugar de muchas competencias nacionales e internacionales, lo que le ha valido reconocimiento, trofeos y muchas alegrías.
Sin embargo, desde su experiencia, Elizabeth asegura que el conducir un automóvil, ya sea como piloto profesional o como un conductor en la ciudad o en carreteras, es una gran responsabilidad, por lo que señala que hay que dejar atrás la irresponsabilidad al volante y tener en cuenta que las calles no son pistas de Fórmula 1 y que la vida vale más que la velocidad.
«Tengo 13 años compitiendo en varias categorías y he aprendido que, al momento de conducir, hay que usar también la cabeza. Todo parte desde la prevención del vehículo. Todos debemos mantener nuestros vehículos en perfecto estado, hacer el mantenimiento mínimo para darle una vida útil al vehículo. Hay que estar pendiente de todos los cambios de aceites y lubricantes, usar refrigerantes y no solo agua del chorro, verificar las llantas y todas esas cosas», comentó.
«Es muy importante darles un mantenimiento a nuestros vehículos. Pero, también, conducir con inteligencia. Las calles de este país no son para correr. Hay que tener respeto por los demás conductores. Al querer sobrepasar o imaginar que vamos a convertir una carretera entre departamentos en una pista, estamos irrespetando a las demás personas. Las calles de nuestro país están diseñadas para correr a 90 kilómetros por hora como máximo», añadió.
Elizabeth señaló que, gracias a su experiencia como piloto, ha entendido que la conducción es un acto de responsabilidad y amor hacia las demás personas y hacia uno mismo, por lo que invitó a cada salvadoreña a ceder el paso, a respetar las reglas y leyes de tránsito y a dejar de lado la práctica de las carreras clandestinas, las cuales han cobrado la vida de muchas personas debido a trágicos y aparatosos accidentes de tránsito.