La economía salvadoreña está dolarizada desde 2001. El Banco Central de Reserva de El Salvador no cuenta con una política monetaria.
Los bancos centrales utilizan la política monetaria para gestionar las fluctuaciones económicas y alcanzar la estabilidad de precios, para que la inflación sea baja y estable, esto se logra a través del manejo de la tasa de interés, del crédito, de la tasa de cambio, del precio de los activos y el de las expectativas. El objetivo básico de la política monetaria es tener y alcanzar una tasa de inflación baja y estable, y lograr que el producto crezca alrededor de su tendencia de largo plazo. Esta es la única manera de lograr un crecimiento sostenido que genere empleo y mejore el nivel de vida de la población.
Nadie analiza uno de los mayores problemas del estancamiento económico de nuestro país para revertir la tendencia de crecimientos bajos de los últimos años. Existe una relación directa entre dolarización y bajo crecimiento, con el agravante de que se profundiza con el tiempo. No estoy sugiriendo la desdolarización, sino más bien la creación de nuestra propia moneda, el nombre no importa. No tener política monetaria es como pegarse uno mismo un tiro en el pie, dejamos de tener una de las más poderosas herramientas que todo Estado tiene: su propia moneda y, por consiguiente, su propia política monetaria, que nos permitirá tener mayor liquidez para el gasto corriente, la liquidez para el pago de deuda, la liquidez para infraestructura productiva, al crecer el PIB la oferta agregada es mayor que la demanda; por consiguiente, no se genera inflación, todo esto hace crecer el ahorro y la inversión, se puede manejar la cantidad de masa monetaria según la conveniencia del Gobierno a través de la actividad monetaria. Bajando o aumentando la tasa de interés se regula la cantidad de moneda en circulación, logrando un equilibrio entre la política fiscal y la política monetaria.
He insistido en columnas anteriores que ya tenemos la base para que en este quinquenio desarrollemos la economía. Pueden convivir el dólar, el bitcóin y nuestra propia moneda que nos permita esos mecanismos de regulación. La ley de integración monetaria no cumplió con sus objetivos: bajar la inflación, incrementar la inversión extranjera y el comercio exterior. La tasa de interés baja mantiene niveles de ahorro bajo y, por consiguiente, una baja inversión.
Estoy convencido de que lograremos bienestar para las grandes mayorías honradas y trabajadoras como se logró la paz y la seguridad, pero tenemos que ser realistas e innovadores.