Un reciente informe de la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) ha lanzado una nueva advertencia sobre los riesgos que podrían representar las redes sociales, particularmente para los niños y adolescentes.
Según el reporte, los internautas están expuestos a crímenes como el robo de identidad y el acoso, lo que agrava la preocupación sobre la privacidad en línea y plantea interrogantes sobre los algoritmos utilizados para personalizar la navegación por Internet.
Alberto Scharffenorth, fundador de Extracta Group, dedicado al desarrollo de plataformas de telecomunicaciones, destaca la vulnerabilidad de los usuarios a la hora de interactuar «con extraños» a través de una pantalla.
«La gente sin escrúpulos, gente criminal, pervertida, siempre encuentra las formas en las que pueda vulnerar esa fragilidad», advierte en declaraciones a la Voz de América.
El documento del gobierno de EE.UU. también pone de relieve cómo gigantes tecnológicos como Amazon, Meta, X y TikTok están «recopilando datos de los usuarios para personalizar recomendaciones o vender publicidad», en muchos casos sin que las personas sepan cómo se utiliza su información.
¿Qué son los algoritmos?
En la era digital, los algoritmos han revolucionado la forma en que consumimos contenido en las redes sociales. Estas fórmulas matemáticas deciden qué publicaciones, videos y anuncios aparecen en nuestras pantallas, personalizando la experiencia de cada usuario.
Sin embargo, detrás de esta «personalización» se esconde un peligro insidioso, especialmente para jóvenes y niños. Aunque a primera vista estos programas parecen inofensivos, su impacto negativo está afectando el bienestar psicológico y emocional de las nuevas generaciones.
Los algoritmos de redes sociales están diseñados para maximizar el tiempo que pasamos en sus plataformas. Analizan cada clic, «me gusta», comentario y tiempo de visualización para crear un perfil detallado de nuestros intereses. Luego, nos muestran contenido que es cada vez más probable que capte nuestra atención, incentivando una interacción constante.
Este modelo se basa en un principio simple: cuánto más tiempo pasamos en la plataforma, más datos pueden recopilar sobre los usuarios, y más valioso es nuestro perfil para los anunciantes. Pero el verdadero problema surge cuando este sistema, que prioriza la retención de usuarios sobre su bienestar, se aplica a los jóvenes.
Rod Soto, otro experto en redes sociales consultado por VOA, dice que «ahora es que empezamos a darnos cuenta de que, obviamente, estos algoritmos están hechos para atraer la atención y muchas veces la atención es atraída a cosas que son nocivas».
Por eso, recuerda, se ha pedido a estas empresas que prioricen la privacidad en sus procesos de recolección de datos, además de aconsejar a los padres asuman un mayor control sobre la información que se recopila de sus hijos.
«Se asume que han leído los términos de servicio que dice claramente que en muchos casos no hay privacidad en lo que tú estás haciendo», agrega Soto. Pocos internautas leen estos extensos – y en muchas ocasiones-, enrevesados textos.
La falta de regulación
Grandes empresas tecnológicas como Meta (propietaria de Facebook e Instagram) o Google (propietaria de YouTube), protegen con celo los detalles de sus algoritmos, argumentando que son secretos comerciales. Sin embargo, esta falta de transparencia impide a los padres, educadores y gobiernos comprender completamente los riesgos a los que están expuestos los menores.
Sin embargo, uno de los mayores desafíos es la falta de legislación federal clara sobre el tema. La tecnología avanza a un ritmo más rápido que las leyes, lo que deja un vacío regulatorio importante. Alex Neuman, productor del portal Vida Digital.
«La legislación siempre va detrás de los diferentes sucesos, y siempre se da de forma reactiva. La educación es una herramienta que puede utilizarse para poder combatir estos problemas de forma proactiva», sostiene.
Además, aunque se han implementado algunas medidas de control parental y restricciones de edad, los jóvenes a menudo las eluden fácilmente. Las principales empresas de redes sociales han mostrado disposición a colaborar. En enero, durante una audiencia en el Congreso, sus directivos prometieron medidas más estrictas para proteger a los menores, aunque todavía no está claro qué tan efectivas serán.