Mónica era una de las mamás que participaban en el turno de la escuela, pero al ofrecerle una mangoneada, dijo que no se la podía comer porque se le destemplaban los dientes. ¿Qué le sucede?
La sensibilidad en los dientes puede ser ocasionada por varios acontecimientos, algunos de ellos se pueden prevenir. En el caso de Mónica, es porque el cuello de los dientes está descubierto, es decir, se muestra parte de la dentina de la raíz. La causa: cepilla sus dientes con fuerza.
La dentina es la capa interna del diente, que tiene contacto directo con la pulpa, que es donde se encuentran los vasos sanguíneos, que le dan vitalidad al diente, y los nervios, que le proveen de sensibilidad.
La dentina del cuello del diente se descubre porque la encía migra, es decir, se retrae, y ocurre cuando nos cepillamos con fuerza o en la dirección incorrecta. Sucede también cuando apretamos mucho los dientes y se fracturan los cuellos, que dejan una muesca en forma de V en el diente. Otra de las causas más frecuentes es la pérdida de piezas. Al bajar el hueso de nivel porque falta un diente, los adyacentes (dientes de la par) y los antagonistas (con los que topaba el diente perdido) también descubren sus cuellos.
Exponer la dentina causa sensibilidad y podrían suceder al menos tres cosas: desaparecer en pocos meses, permanecer por siempre o aumentar. Esto último genera un proceso inflamatorio que podría agudizarse y finalmente matar el nervio de la pieza. Por eso hay que pensar ante la pregunta ¿hay que luchar por salvar la pieza o extraerla?
Para eliminar la sensibilidad, debemos limpiar la boca con un cepillo de cerdas suaves, usar pasta con flúor e hilo dental al menos una vez al día, los movimientos deben ser suaves.
Hay que evitar las sustancias que desgasten los dientes, como bebidas ácidas o carbonatadas, frutas cítricas o vino. Si hay que tomarlas, podemos ocupar una pajilla para evitar el contacto con los dientes o enjuagar con agua para bajar los niveles de ácido en la boca posteriormente.
Mónica resolvió su problema al usar productos que cubrieron la dentina que estaba expuesta, cambió la técnica de cepillado y controló con ejercicio el estrés del trabajo y de las responsabilidades de la casa. Escuchar la música preferida o ver el programa favorito muchas veces nos relaja y nos hace separar los dientes al reír, eso es bueno y saludable no solo para la salud bucal, sino para la salud mental.
Estoy segura de que Mónica ha mejorado y ahora come moderadamente alimentos fríos y calientes sin sentir esa molesta sensación de electricidad en la boca.
Protejamos el esmalte de los dientes, ya que no se vuelve a formar —como las uñas o el pelo—. Los dientes son 32 órganos únicos que no vuelven a nacer, y cada uno tiene una función especial. Son diamantes que Dios formó en nuestra boca, joyas que pueden imitarse, pero nunca iguales a las formadas por el Creador.