El vestido y los accesorios que llevará puestos la imagen de la Reina de la Paz durante las actividades de la fiesta patronal de San Miguel fueron entregados como ofrenda durante una eucaristía celebrada en la catedral basílica y están listos para ser lucidos por la Virgen.
Estas prendas tradicionalmente son donadas como ofrenda por familias migueleñas que muchas veces lo hacen por promesas a la patrona o por agradecimiento por bendiciones y milagros recibidos a través de las intercesiones en las oraciones.
El vestido de este año fue donado por la familia Montesinos Morales, de la ciudad migueleña, y fue confeccionado en los talleres de Alejandro Juárez Toledo, en Antigua Guatemala, quien también se ha encargado de elaborar la vestidura que lleva el Divino Salvador del Mundo.
«Nosotros les damos un diseño y ya ellos [donantes] eligen el tipo de hilo y la tela. Cada familia que se acerca y quiere donar el vestido siempre quiere donar algo bonito. Normalmente, para la confección del vestido se dedican de cinco a seis meses porque lleva muchos detalles de acuerdo con el diseño», explicó el presbítero Claudio Maldonado.
El vestido es de una sola pieza y el de este año fue elaborado con tela española de color beige claro; sus adornos están confeccionados en alto relieve con hilo color oro, y el diseño contiene finos detalles, entre los que sobresalen los arabescos, las rosas y el anagrama mariano.
El vestido es acompañado con accesorios como la tunicela, el cíngulo, la tunicela del niño, el manto y el velo. Este último es elaborado por Morena Aguilar, una migueleña que por 20 años ha donado esa pieza que forma parte de la vestidura de la patrona.
«Después del manto lleva el velo blanco porque representa pureza, y esto yo lo hago porque soy devota de la Virgen y por todas las bendiciones que nos ha dado. Esta vez lo estoy haciendo en memoria de mi madre», expresó Aguilar.
Todas las prendas fueron recibidas por el obispo de la diócesis de San Miguel, monseñor Fabio Colindres, y serán lucidas por la Virgen durante el festival mariano el 20 de noviembre y el día siguiente, durante la eucaristía y la procesión.