El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dio este viernes su primer recorrido a bordo del Tren Maya, un faraónico proyecto turístico que ha sido objeto de demandas de pobladores, activistas y organizaciones ambientales.
El mandatario realizó este recorrido -al que se restringió el acceso a la prensa- para supervisar las obras y estaciones del tren. Se espera que el tren sea inaugurado de forma oficial en diciembre de este año.
Funcionarios de su gobierno compartieron en redes sociales imágenes a bordo del tren, que realiza un recorrido del estado de Campeche, en donde el presidente dio más temprano un informe de gobierno, a la ciudad de Mérida, en el vecino Yucatán.
«Hoy iniciamos y es el primer recorrido en este histórico Tren Maya», dijo en X, antes Twitter, la gobernadora de Yucatán, Mara Lezama, quien viajaba a bordo del tren con López Obrador.
«Hoy por hoy esta obra de 1.554 km es la más importante que se está construyendo en el mundo», dijo el presidente momentos antes de subirse al tren.
«Su importancia no solo tiene que ver con la ingeniería civil, ferroviaria, también con su dimensión económica, ecológica, turística y cultural», dijo durante la presentación de su quinto año de gobierno en Campeche.
En su versión final, el tren recorrerá 1.554 km por cinco estados de la península de Yucatán, en el sur de México.
Es una de las obras emblema del gobierno de López Obrador junto con una refinería en el estado de Tabasco (sureste) y un nuevo aeropuerto para Ciudad de México.
Activistas y organizaciones ambientales han denunciado que la obra daña el rico ecosistema peninsular, que abarca extensiones de selva, bosques, cenotes (pozos de agua dulce) y ríos subterráneos, además de contar con fauna diversa.
El mandatario tacha a los inconformes de «pseudoambientalistas» y asegura que el proyecto intenta saldar una deuda con una de las regiones más empobrecidas de México.
En casi cuatro años de construcción, los trabajos ya han sido suspendidos y reanudados por orden judicial, mientras que el mandatario emitió un decreto que declara sus obras de infraestructura como asunto de «seguridad nacional» para evitar una parálisis.