Los estadios siempre han sido espacios para compartir con amigos, disfrutar el deporte o incluso un concierto. La llegada de la pandemia, sin embargo, trastocó esto. Las aglomeraciones de personas se convirtieron en una de las formas más seguras de contraer el coronavirus, de modo que una de las principales recomendaciones para prevenir el contagio es evitar las concentraciones.
El virus que produce la COVID-19 se transmite por medio de las gotículas de saliva que expulsamos al hablar y que caen en superficies o en las personas que están cerca de nosotros. Por eso es necesario utilizar la mascarilla en espacios públicos en los que estaremos a menos de dos metros de otra persona. También debemos lavarnos las manos con agua y jabón o usar alcohol en gel cuando no sea posible el lavado. Asimismo, debemos evitar tocarnos el rostro antes de habernos lavado las manos.
Son recomendaciones básicas, hábitos de higiene que deberíamos haber tenido desde hace mucho tiempo e independientemente de que haya o no pandemia.
Sin embargo, en un estadio, al calor de la euforia de un partido de fútbol, no siempre es posible mantener la distancia. Por eso se suspendían las actividades deportivas durante 90 días en el decreto recientemente aprobado por la Asamblea Legislativa.
Ayer, el ministro de Salud, Francisco Alabi, y el presidente «ad honorem» del Instituto Nacional de los Deportes de El Salvador (Indes), Yamil Bukele, anunciaron que se permitirá el ingreso de aficionados a los estadios siempre y cuando hayan completado el esquema de dos dosis de la vacuna anti-COVID-19.
La medida tiene múltiples propósitos: evitar la propagación del virus, reconocer a aquellos que ya recibieron el fármaco e incentivar a quienes todavía no han acudido a aplicárselo. El Ministerio de Salud ha revelado que entre los mayores de 50 años está la mayor resistencia a la inmunización, por lo que pedir la cartilla en las entradas de los estadios también puede impulsarlos a vacunarse.
No hay excusas para no recibir el fármaco. El Salvador, gracias al buen manejo de la pandemia que ha hecho el Gobierno, tiene suficientes vacunas para inmunizar a la población meta (los mayores de 18 años, que suman 4.5 millones) y una eficiente organización para administrarlas. Cada día son decenas de miles de salvadoreños los que reciben una dosis de cualquiera de las cuatro vacunas disponibles en el país.
La vida va primero —antes de los ingresos económicos de empresarios o dirigentes deportivos y de los cálculos políticos—, por eso la vacunación masiva es necesaria. Solo de esa forma estaremos protegidos todos.