En 2016, Cristian Rodríguez apostó por la siembra de café en sus terrenos, en el caserío Caballero, a 1,600 metros sobre el nivel del mar, en La Palma, Chalatenango, que posteriormente bautizó como Café de Altura La Palma DR.
«Iniciamos con el café hace siete años y después de plantar árboles descubrimos que estábamos en una zona buena para los cafés de calidad. Seguimos trabajando y ahora tenemos ocho manzanas de las variedades pacamara, geisha y pacas», dijo.
El cafetalero contemporáneo afirmó que la clave para lograr café de especialidad está en los procesos, tanto de producción como de preparación para el consumo final.
«El detalle del buen café está en los procesos, eso garantiza que va ciento por ciento seleccionado. Lo secamos en camas entre 20 y 30 días; todo eso y otros detalles lo hacen un café especial», añadió.
La finca Café de Altura La Palma DR, debido a que sus plantas corresponden a diferentes años de siembra, genera una cosecha de 110 quintales por temporada, que comienza en diciembre y finaliza en marzo de cada año.
«En la zona hay buenos cafés, pero no todas las personas se toman el tiempo para darles el tratamiento porque genera más costos, el corte es más selectivo y lento», señaló el emprendedor.
Además, La Palma DR procesa su propia marca de café, así como oferta su producto entre compradores locales de cafés especiales que lo exportan a diferentes países.
Este año la finca también participó en la competencia Taza de la Excelencia, organizada por el Consejo Salvadoreño del Café, que tiene como propósito premiar a los mejores cafés del país e incentivar su producción.
«Con los cafés de calidad se obtienen mejores resultados [económicos] porque según el puntaje de su café, así es el valor en el mercado. El nuestro está entre 88 y 89 puntos», afirmó Rodríguez.
En cuanto a la generación de empleos, la finca de La Palma demanda cuatro empleos permanentes y siete para el proceso de limpia, debido a que su estrategia de cuido de las plantas es orgánico; mientras que para la temporada de corte requiere 20 trabajadores. Entre sus proyecciones a corto plazo se encuentran comprar su propia máquina para empacar café y tostadora para bajar costos y potenciar su marca.
«Cuando trabajas en café te va gustando y se convierte en una pasión. Vamos a seguir aprendiendo y aprovechando las oportunidades que vayan surgiendo», concluyó el productor que se verá beneficiado con el proyecto Vivicafé, que impulsan el Ministerio de Agricultura y Ganadería y la cooperación italiana para favorecer a más de 1,100 productores de la zona.
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