Don Nery Osorio, un productor y extensionista comunitario del Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria (Centa) del cantón San Rafael de Tacuba, Ahuachapán, maneja su finca desde la base de la agroecología, sustentada en principios socioculturales, ambientales y económicos.
Con esta nueva forma de hacer agricultura, el productor logró duplicar su cosecha de maíz, la cual pasó de 45 quintales a 90 por cosecha y la de frijol de ocho a 24 quintales.
Este año, don Nery ha sembrado en su finca agroecológica cuatro variedades de maíz, entre los que destaca el H-59 del paquete agrícola entregado por el Gobierno, así como cuatro materiales de frijol entre los que se encuentra el Centa Sequía, distribuido por la institución por su resistencia al cambio climático. También ha sembrado árboles frutales y barreras vivas.
«Estamos contentos con lo que estamos produciendo porque cuidamos el medioambiente, nuestro bolsillo y producimos más. Como agricultores agradecemos al presidente Nayib Bukele por el apoyo que nos brinda. En el Gobierno se ha visto un cambio que nosotros también percibimos», afirmó el productor quien brinda apoyo a 40 familias del sector en cuanto a prácticas agroecológicas.
Por su parte el ingeniero agrónomo del Centa Tacuba, Eduardo Rodríguez, afirmó que las fincas agroecológicas son una alternativa sana y económica para los productores a quienes se concientiza y se forma después de 75 años de practicar la agricultura convencional.
«La finca agroecológica lo que pretende es vaciar tecnología a pequeña escala, que nos sirva con fines educativos y para transformar el sistema de producción. Lo que nosotros queremos es generar una nueva forma de hacer agricultura con tecnologías locales y a bajo costo que se pueden encontrar en las mismas comunidades, pero lo que más queremos es generar una agricultura que no contamine los recursos suelo y agua», afirmó.
De acuerdo con el experto, en estas fincas se implementa tecnología de suelo con microorganismos líquidos de montaña, materia orgánica que se traduce en bocashi, compostaje, planta canavalia, acequias de ladera, cosecha de agua y barreras vivas.
También, biocontroladores de plantas y enfermedades, entre ellos el caldo de ceniza, sulfocálcico, bordelés, M5 a base de plantas y apichi hecho a base de ajo pimienta y chile, así como abonos foliares como el súper magro, biofertilizante a base de sales minerales y a base de pulpa de mango.
«El mejor control de plagas y enfermedades es manejar la nutrición de la planta. Una buena nutrición sostenida en la base de materia orgánica es fundamental para que la planta construya sus proteínas de una forma rápida», añadió.
El representante del Centa indicó, además, que estas tecnologías buscan beneficiar a unas 1,540 familias que siembran principalmente maíz y frijol en el corredor seco de Ahuachapán que producen más de 20 quintales de frijol por manzana y 52 quintales de maíz en la misma extensión de terreno.