El coronavirus que produce la COVID-19 ha mutado gran cantidad de veces, se adapta, se vuelve más contagioso y golpea a la sociedad. La pandemia que se ha extendido por todo el planeta desde los primeros meses de 2020 impacta de diversas formas, daña los sistemas productivos de las naciones, impide el comercio, evita que componentes tecnológicos claves se produzcan de manera normal en las fábricas y satura los sistemas de salud del mundo.
Con un efecto tan prolongado, los sectores productivos se han adaptado a tomar medidas, invertir en bioseguridad y cambiar algunas cosas que ya dábamos por hechas. La inflación empezó a surgir en diversas naciones y así hemos visto cómo Estados Unidos, el mayor mercado del mundo, reporta una inflación interanual récord del 7 %, la más alta en 40 años.
Eso ha impactado en el suministro de alimentos, con los problemas para abastecer algunos supermercados, además de la escasez de mano de obra, debido, en parte, a los programas de subvención del Gobierno Federal, que otorgaban hasta $2,000 por persona. Mientras la economía trata de recuperarse, es cada vez más difícil hallar personal dispuesto a laborar de inmediato.
La última variante del coronavirus, ómicron, se está convirtiendo en la mutación predominante por su rapidez para transmitirse. Y aunque se reporta que no es tan grave, lo cierto es que la COVID-19 también deja secuelas en los que logran recuperarse. Esto no quiere decir que la vacunación no sea efectiva. Al contrario, la inmunización ha permitido que más personas sobrevivan a la enfermedad, ha logrado reducir el impacto de sus efectos y bajar, de esa forma, la mortalidad que tanto escandalizó al inicio de la pandemia.
Sin embargo, hasta este momento, la prevención y la implementación de estrictas medidas de higiene siguen siendo las herramientas más poderosas para evitar el contagio. El uso de mascarilla en lugares de uso común debe ser una regla de comportamiento que nos acompañará permanentemente.
El Gobierno del presidente Nayib Bukele ha sido reconocido internacionalmente por su excelente manejo de la pandemia, con las medidas previas tomadas, la negociación exitosa de vacunas (que permitió un suministro constante y suficiente para inmunizar a toda la población), el efectivo plan de vacunación y la puesta en marcha del Hospital El Salvador para atender exclusivamente a pacientes con la COVID-19, además del rescate del resto de la red hospitalaria nacional.
La economía ha sufrido por la pandemia, pero entre todos sacaremos adelante a este país. Jamás en la historia nacional se había reportado un crecimiento económico superior al 10 %, y en 2021 lo logramos. Estas son las bases para construir, para encaminarnos por los derroteros del desarrollo, la prosperidad y la justicia social.