El Gobierno lanzó esta semana la nueva central de abastos, ubicada en el distrito de Soyapango, y es parte del Plan Económico, que ha puesto en marcha el presidente Nayib Bukele, en el componente para garantizar un sistema eficiente y sostenible para la distribución de alimentos.
La central de abastos está liderada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería, y une los esfuerzos con otras instituciones estatales y entidades privadas. En estas últimas están los productores, entre los cuales hay individuales y cooperativas, que llevan sus cosechas directamente para que sean vendidas a distribuidores mayoristas, propietarios de restaurantes, de comedores y al público en general.
Esta estrategia garantiza los precios bajos de las frutas y las verduras en una relación justa tanto para los productores como para los compradores.
Los pasados esquemas para comerciar los alimentos privilegiaban las ganancias de los intermediarios. De esa forma, los grandes compradores de productos, conocidos en el medio como «coyotes», se quedaban con enormes ganancias, les quitaban los recursos a los productores —que eran los que se esforzaban para cosechar las frutas, verduras y hortalizas— y a los consumidores que pagaban el sobreprecio.
Estos márgenes abusivos de ganancia están fuera del esquema de la central de abastos y de los agromercados. La conexión directa entre productores e importadores con los comerciantes y los usuarios evitará distorsiones.
El Gobierno del presidente Bukele informó que en la central de abastos se prioriza la producción local como un mecanismo para fomentar la economía nacional y garantizar un suministro estable de alimentos para la población a precios justos.
El 75 % de los productos proviene de agricultores salvadoreños. El restante 25 % corresponde a la importación de productos, cuyas cosechas no están disponibles en el país.
El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) garantiza que todos los productos sean de máxima calidad, de lo cual da fe, pues sus técnicos asesoran a los agricultores nacionales para implementar el manejo de cultivos sanos, con la mínima exposición a plaguicidas, ya que para la inmensa mayoría se utilizan invernaderos o casas malla.
Las frutas, verduras y hortalizas que se venden en los agromercados y la central de abastos los cultivan agricultores de diversas zonas productoras del país, como Chalatenango, Ahuachapán, Santa Ana, Sonsonate, La Libertad, San Vicente y La Paz.
Para atender a la máxima cantidad de clientes, la central de abastos abre a las 2 de la madrugada y cierra a las 10 de la noche.