El jueves por la tarde, el presidente Nayib Bukele inauguró las obras para la construcción del puente binacional General Manuel José Arce, en la frontera de La Hachadura, en Ahuachapán. Una vez terminado, será el puente más largo del país que desplazará a Camino a Surf City, en La Libertad. Pero estas megaobras serán superadas, a su vez, por el viaducto Francisco Morazán, en Los Chorros.
En otras palabras, los tres puentes más largos de El Salvador serán construidos durante el actual Gobierno, y no son las únicas obras de infraestructura que destacarán en esta administración. También están los periféricos Gerardo Barrios, en el oriente del país, y Claudia Lars, en occidente, además muchos más kilómetros de carreteras que estaban abandonadas y de nuevos pasos a desnivel, siete en el Área Metropolitana y otros tres en oriente.
Todo esto es una prueba de la importancia del desarrollo de la infraestructura vial para el Gobierno del presidente Bukele, con lo que mejora la calidad de vida de los ciudadanos y la conectividad tanto de las personas como para el traslado de mercaderías y productos, de este modo, se fomenta el turismo tanto nacional como de extranjeros.
El puente binacional General Manuel José Arce sustituirá a una obra derruida, heredada de los gobiernos de ARENA y del FMLN, una muestra del abandono de los salvadoreños que residen en la zona y del desdén en el que estaba la principal vía de comunicación y de comercio hacia Guatemala, un socio comercial esencial de El Salvador en la región.
La modernización y ampliación de la red vial también es una fuente de trabajo inmediato para las empresas constructoras involucradas en los proyectos, las cuales emplean a cuadrillas de trabajadores. Mejorar las carreteras, los puentes y las vías de acceso a las ciudades y los centros de distribución, como los puertos, ayuda a mantener activa la economía nacional.
Gracias a los esfuerzos del actual Gobierno para enfrentar la pandemia de la COVID-19 —celebrados en el informe de la misión técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI)— El Salvador crecerá 10.3 % al final del año, según las proyecciones del Banco Central de Reserva (BCR), ratificadas por el FMI.
Para que este crecimiento sea constante, incluso mayor, es necesario que la actividad productiva siga funcionando y que los productos salvadoreños que son exportados sean eficientemente transportados, así como también las materias primas que se importan para producir mercaderías localmente.
Estamos asistiendo a la construcción de un legado en la infraestructura nacional. En pocos meses, hemos visto más obras en marcha que en los años de las administraciones de los viejos partidos políticos.