Superarse y obtener un título universitario o realizar estudios técnicos vocacionales es el anhelo de millones de jóvenes en El Salvador. Sin embargo, también representa un dolor de cabeza constante ya que no siempre se tiene claro cuál es la carrera que debe elegirse. En otros casos, el problema está en que la decisión sobre qué estudiar se fundamente en simplemente huir de las matemáticas o buscar el que parezca tener el mejor salario a futuro.
Para Marcela Montalvo, psicóloga educativa y directora de ORIENTA Coaching Vocacional, la elección de la carrera que más le conviene al joven que desea iniciar sus estudios superiores debe seleccionarse considerando tres aspectos claves. Además, remarca la importancia de que la decisión comience a ser contemplada un poco antes de iniciar el bachillerato.
Un primer paso muy importante
Montalvo señala que la decisión sobre qué carrera estudiar debería estar tomada, idealmente, desde que el joven cursa el noveno grado. «Lo ideal es que desde noveno grado des el primer paso al escoger el tipo de bachillerato. En El Salvador existen algunos bachilleratos especializados y la idea es que tengas una primera experiencia de qué es esa área en específico», explica.
«Digamos, yo quiero estudiar diseño, a pues quédate en diseño para ver si de verdad eso es lo tuyo, porque a los 15 o 16 años no tienes una idea clara de cuál será el rumbo de tu vida. Si la seleccionas (la carrera universitaria) sin tener experiencia en algo, entonces cometerías un error muy grave», señala.
La experta remarca el hecho de que «en El Salvador se puede tener una experiencia previa a la carrera porque hay bachilleratos especializados y si no encuentras uno, puedes meterte a cursos sobre esa carrera o, en todo caso, hablar con gente que ya tenga un recorrido profesional en esa carrera que te interesa».
Segundo paso: un matrimonio entre aptitudes e intereses
Lo segundo que debes tomar en cuenta al momento de elegir una carrera universitaria es mucho más clave, según explica Montalvo, ya que muchas veces existe un «divorcio» entre lo que queremos estudiar y las aptitudes que realmente poseemos.
«Tiene que haber un matrimonio y no un divorcio entre nuestras aptitudes e intereses desde un comienzo porque, si te gusta hacer algo, pero no tienes las aptitudes para hacerlo, entonces hay un problema serio», señala. Imaginemos a alguien que quiera ser veterinario, pero tiene alergia a los animales, entonces no sería posible. Esta es la parte crónica para los chicos: cuando quieren ser algo, pero lo que no tienen aptitudes», añade.
«No puedes elegir solo una carrera porque te gusta o porque has escuchado que pagan bien. Debes utilizar los medios como las pruebas psicométricas. Así como hay exámenes de sangre que te dicen cuanto tienes de colesterol, también hay exámenes psicológicos que te dicen cuanto y cuales aptitudes tienes. En esas pruebas te podemos decir del 0 al 100 en qué nivel estas», comenta.
Siempre en este punto, la experta señala que es en la infancia cuando las aptitudes pueden desarrollarse, para luego cristalizarse en la adolescencia, por lo que, en la juventud y vida adulta, psicológicamente, ya solo podemos alfabetizarnos en algunas funciones, pero se vuelve prácticamente imposible desarrollar aptitudes desde un punto cero.
«Las aptitudes se van desarrollando desde la infancia, en la adolescencia se cristalizan y después ya no vas a poder cambiar tus aptitudes. Es ideal trabajar en lo que ya tienes, en lo que hay aptitudes e interés. Cuando hablamos de aptitudes, hay inteligencias específicas, como la inteligencia verbal o la matemática. Todos somos inteligentes, pero algunos destacan más en unas áreas que en otras», detalla.
Punto tres: investiga la carrera que deseas estudiar
Finalmente, para Montalvo, la tercera tarea básica para decidir la mejor carrera universitaria es, muchas veces, la que menos empeño recibe. Para la académica, existe poca preocupación de parte de los jóvenes en investigar a profundidad de qué se trata la carrera que desean estudiar.
«Lo tercero, y que a mucha gente no le gusta, tiene que ver con investigar las carreras. Los chicos usualmente se dejan guiar por el nombre y por el pénsum. Yo recomiendo hacer una investigación extensa. Hay que entrevistar a profesionales en el área, a estudiantes más avanzando de la carrera, hay que ampliar la red de contactos y de conocimientos y obtener información de cada universidad», explica.
Pero, en realidad, ¿todos tenemos aptitudes universitarias?
Montalvo hace hincapié en algo de lo que casi siempre es incómodo hablar. En El Salvador, ya sea por el nivel de pobreza, por la mala alimentación o por factores económicos y sociales, no todas las personas logran desarrollar las aptitudes universitarias más adecuadas, algo a lo que categóricamente la experta señala que no es cuestión de ser más o menos inteligentes, sino de que las habilidades y aptitudes deben orientarse hacia otras labores como los oficios.
La experta señala que esto suele pasar mucho en zonas rurales o donde habitan personas de escasos recursos económicos. Por ello, remarca la necesidad de extender los programas de orientación vocacional hacia oficios o tareas más prácticas, para demostrarle a la juventud de esas zonas lo productivos que pueden ser para la sociedad a partir de la práctica de un oficio determinado o de otro tipo de labores igual de provechosas para el país y dignificantes para el ser humano.
Y… si me quiero cambiar de carrera…
Para finalizar, la experta deja en claro algo importante: cambiarse de carrera no debe considerarse un pecado capital que se castigue con la muerte estudiantil. Es, más bien, un paso que debe considerarse antes de quedar atrapado en una carrera que no cumple con los intereses del estudiante y que tampoco se ajusta a sus aptitudes.
«Si se va a cambiar de carrera, lo ideal es que sea después del primer año de la que se está estudiando actualmente. No se debe cambiar en un primer ciclo porque eso no es representativo de la carrera. He tenido casos de personas que se han cambiado ya a los tres o cuatro años de carrera y también han podido encontrar un mejor camino en otra especialidad. Eso no debe verse como un gasto, sino como una inversión», señala.
En el caso del cambio de carrera en el primer año, Montalvo aconseja que se utilice el recurso de las materias por equivalencias, las cuales son más frecuentes y fáciles de trasladar entre carreras en el primer año, así no se percibirá la transición de especialidades como un gasto, sino como una inversión para evitar un costo mayor.
Marcela Montalvo es psicóloga educativa y directora de ORIENTA Coaching Vocacional, un espacio para tener asesoría vocacional de primera calidad. Puedes consultarla con cita previa. Contactos: Whatsapp: 6178-7679