Y este pueblo, con una historia de dictadores, en su mayoría desde la Independencia, no había visto la luz de la esperanza, luego una trulla de falsos demócratas, encomendados a la corrupción, sin tener la posibilidad de tener un gobierno que se ocupara del progreso, la salud, la educación y, sobre todo, de la seguridad ciudadana: la libertad para disfrutar de su país sin miedo.
Hoy el pueblo salvadoreño, en una actitud gallarda, inteligente, decidió hacer justicia a su historia y mandó a la chingada a esa peste, mafia de politiqueros que lo explotaron por más de 40 años, y se decidió por Nuevas Ideas, una nueva generación de hombres y mujeres que le propusieron un cambio real y verdadero. Profundo, arrancando desde las raíces toda esa podredumbre que nos mantenía en las sombras, sin esperanzas, sumidos en la corrupción y la complicidad con las banderas de criminales y extorsionistas… ¿No es cierto, Dago?
— El compromiso de este nuevo gobierno con la historia es fundamental… ¿Nos equivocamos? ¿Nos fallan? ¿No cubren nuestras expectativas de cambio?… Al menos en esta gestión ya se resolvió el problema más grande que hemos tenido por décadas: la falta de seguridad. Tenemos hoy el legado más grande que puede darnos un gobierno: libertad, libertad de tránsito. Nos quitaron las esposas que nos habían puesto esas bandas criminales, que nos tenían presos entre rejas y alambradas con púas; en celdas cada comunidad y colonia fuertemente vigiladas por esos maleantes, y que parecía una eternidad sin horizontes. Ahora son aquellos carceleros los que están presos y nosotros podemos vivir en paz, criar a nuestros hijos sin temor a que nos los maten. Hoy sí podemos dedicarnos a construir nuestras vidas sin miedo. Hoy están recibiendo nuestros hijos una gran lección: no delinquir, no matar, no extorsionar, no organizaciones fuera de la ley. Trabajar, trabajar y trabajar para hacer patria es el mensaje a las nuevas generaciones, y estar vigilantes al respeto de la Constitución por parte del Estado. Participar siempre en todas las iniciativas positivas del Estado que nos ayuden a superarnos como nación. Es una maravilla escuchar a la gente sobre nuestra tranquilidad ahora y cómo visitar a nuestros familiares de una a otra (cualquiera) colonia sin miedo a que “nos pongan” o nos maten por gusto. No lo intentaron nunca siquiera los que hoy se quejan de las medidas radicales. Por el contrario, negociaban electorerismo y prebendas… ¿Te acuerdas, Dago?
Convenimos todos en lo lamentable de esta situación a la que dejaron llegar y hasta contribuyeron los politiqueros de turno. Esta generación hoy perdida —y da dolor ver autobuses atestados de esos jóvenes que pudieron tener otro destino, hoy llenando una cárcel gigante con sus vidas truncadas, sin recuperación, sin esperanzas de regresar a una vida decente, productiva como necesitamos tanto en nuestro país para salir adelante— está en la conciencia de esos andrajosos políticos que en vez de corrección les llevaban prostitutas a las cárceles y tranzaban negocios electorales con ellos en las comunidades. Es una lástima para nuestro país tener hoy que encerrar y condenar a más de 50,000 salvadoreños por motivos delincuenciales. Qué dolor para sus familiares, sus padres e hijos. Cuanto arrepentimiento tardío, ¿verdad, Dago?, sin respuestas ni propuestas ambivalentes ni oportunistas, Dago. ¿Cuál será el futuro de nuestro país? ¿Realmente estamos viendo una luz en el horizonte salvadoreño?