Sonriente, Carmen llegó a su casilla de votación en Ciudad de México para apoyar la continuidad en el cargo del presidente Andrés Manuel López Obrador, durante el referendo revocatorio de este domingo, que Rubén en cambio ve como un ejercicio inútil.
«¿Por qué venir hoy? Porque a mí me cae muy bien el presidente, y si él lo está pidiendo, aquí estoy», dijo Carmen Sobrino tras sufragar en el céntrico barrio Del Valle, acompañada de su esposo y su perro.
Esta ama de casa de 64 años está tan satisfecha con el desempeño de López Obrador, en el poder desde 2018, que incluso plantea que repita en el cargo, algo que no permite la Constitución.
«Estoy contenta con él, ojalá que siga y que repita. ¡Claro!», añadió.
AMLO, como se conoce al mandatario izquierdista por las iniciales de su nombre, fue elegido hasta 2024, pero impulsó la consulta luego de que el Congreso -de mayoría oficialista- la incorporara a la Carta Magna en 2019 para que los ciudadanos puedan revocar el mandato a mitad del período.
El barrio donde votó la mujer está en el distrito Benito Juárez, bastión del Partido Acción Nacional (PAN, conservador), donde el oficialista Morena recibió un duro revés en las elecciones legislativas y regionales de 2021.
A medida que avanzaba el día, recintos electorales como el de Sobrino se veían cada vez más abarrotados, sobre todo de adultos mayores, entre los principales beneficiarios de los programas sociales del gobernante de 68 años.
Para qué hacer ese gasto
Para Flor Mercedes Rodríguez, economista de 59 años, el revocatorio es la oportunidad de «retomar la cultura de participación ciudadana». «Es el sustento de la democracia (…) ¡Para que siga el presidente, además!».
Pero los detractores de López Obrador, cuya popularidad ronda el 58% según encuestas, lo ven como un ejercicio destinado a fortalecer su posición a mitad de gobierno.
En varios puntos de la megaurbe fueron desplegados anuncios con la leyenda «¡que siga AMLO!» y «¡el presidente no está solo!».
En contraste, la oposición llamó a no participar con lemas como «¡terminas y te vas!», alegando que se trata de un capricho del presidente y por tanto de un gasto innecesario.
«No me interesa, no es de mi interés, aunque es algo que nos atañe a todos los mexicanos», señaló Rubén López, vendedor de 58 años.
«Independientemente de lo que diga o no se diga, él va a seguir como presidente, no entiendo para qué hacer el gasto», agregó.
Sin embargo, Laura Mena, en la fila para votar en el céntrico barrio Roma, manifestó que los mexicanos se habrían «ahorrado muchos males» si en el pasado hubiesen «podido evaluar a los tres años» a sus gobernantes.
«A mí lo que me interesa es que sea una práctica de cada tres años que podamos evaluar a nuestros presidentes», sostuvo.
Pese al entusiasmo en las filas oficialistas, expertos estiman que será difícil que el ejercicio alcance los 37 millones de votos necesarios para que el resultado sea vinculante, en parte por el poco interés que despertó la convocatoria.
La votación, además, coincidió con el Domingo de Ramos, fecha significativa del catolicismo, que marca el inicio de las vacaciones de Semana Santa. Casi 78% de los 126 millones de mexicanos profesa esa religión, según cifras oficiales.