Vivimos en una época en la que estamos constantemente ocupados, en la que percibimos que hay muy poco tiempo; queremos ser profesionales, queremos adquirir objetos de última generación, automóviles con mejores funciones o de marcas específicas, hasta artículos innecesarios, pero nos estamos olvidando de la persona que ha estado y estará siempre con nosotros.
Desde hace años los días inician antes de salir el sol, con diferentes actividades en mente, sin importar la etapa de vida que estamos cursando, hay que estudiar, hay que trabajar, hay que preparar la comida de cada tiempo del día; algunos salen temprano para hacer ejercicio por cuidar su salud o porque su médico se los ha indicado; hay que salir de casa muy temprano sin importar si se viaja en transporte público o vehículo propio, porque el tráfico puede hacernos llegar tarde a nuestras responsabilidades. El día se pasa fugaz, en el momento menos esperado nos percatamos de que estamos en el final de la tarde y el sol está ocultándose, es hora de volver a casa, de nuevo el tráfico que no falta, llegamos a casa para hacer actividades propias de un hogar, atender a nuestra familia, hacer llamadas telefónicas o enviar mensajes a nuestros seres queridos que están físicamente lejos, y finalmente dormir. He escrito esto de acuerdo con el deber ser que nos enseñan y queriendo tener un panorama de la velocidad con la que se nos van los días, las semanas, los meses y como se nos han ido los años.
Hemos aprendido que se debe tener tiempo para los demás, que cuidar de las personas que nos aman hace que seamos mejores personas. ¿A quiénes dentro de todos los que nos rodean en diferentes momentos consideramos más importantes? Algunos pensarán fácil y rápidamente en familia, otros tal vez en amigos. ¿Cómo elegimos a las personas más importante para nuestra vida? ¿Qué características debe tener esa persona?
Sé que están curiosos de saber quién es el más importante; para los que aún están en la espera y no han logrado identificar a esa persona, pues somos nosotros mismos; otros, por supuesto, lo sabían desde el inicio, así que a partir de hoy deseo que cada uno, al despertar, piense qué es lo primero que percibe, quizá sus manos, sus pies, su espalda; cuando comemos, ¿identificamos a qué sabe la comida? Y aún más importante: ¿nos damos cuenta de nuestras alegrías o risas naturales? Existen también momentos difíciles, son inevitables, de hecho. ¿Nos permitimos expresar nuestra tristeza con lágrimas? Expresar nuestras emociones es muy importante, puede ser parte del proceso de asimilación en algunas situaciones, en otras puede ser algo que vuelva un momento común en un hermoso momento para recordar. Hay que disfrutar cada momento feliz que tengamos en la vida, hay que experimentar la tristeza para crear un equilibrio interno y nivelar esa carga emocional que llevamos en ocasiones; disfrutemos de nuestra música favorita, de esa comida que nos encanta, de esas personas que nos aman y, sobre todo, disfrutemos de nosotros mismos. Si nos atendemos bien, le estamos dando amor a la persona más importante en este mundo.