El primer atleta salvadoreño que escribió su nombre en el libro de participación de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 fue Enrique Arathoon. El velerista se reporta listo para su segunda presentación en la máxima cita del deporte, con más experiencia y enfocado desde el 2017 en que no es más ni menos que los otros competidores, por lo que espera subirse al podio y, de ser posible, que el himno de El Salvador suene en toda Asia.
A una semana de haber llegado a Tokio, ¿cómo está la preparación para el debut?
La verdad es que no ha cambiado mucho la forma en la que nos preparamos, la forma en la que salimos al agua. El lugar es muy parecido, solo que es diferente, que es un poco más caliente aquí. Los entrenamientos, el grupo de personas, todo esto es muy parecido porque hemos navegado contra todos estos rivales durante varios años, ninguno es nuevo y lo único diferentes es, por supuesto, los aros olímpicos por todos lados, la indumentaria en la vela y en el barco. Y el barco que es japonés, porque habitualmente usamos un barco australiano y cambia un poco, pero no mayor cosa. Nos preparamos, tratando de aprender la cancha todos los días, ya que no hemos podido estar tanto tiempo aquí, debido al COVID-19, pero estamos saliendo a entrenar sobre el mediodía, dos horas de entreno en el agua, hacemos una activación en la mañana y luego dependiendo el día estamos bajando las cargas, ya hacemos una sesión de fuerza y aeróbico por la tarde.
¿Cómo lo recibió Tokio, un país que ha tenido repunte de casos COVID-19? ¿Cómo es su día a día para cuidarse?
En la entrada a Tokio hubo un gran protocolo de COVID-19. Lo primero que nos hicieron fue pedirnos dos pruebas PCR de 96 y 72 horas antes del vuelo para poder embarcar. Luego cuando vinimos nos hicieron otro test de COVID, pero era por forma de salida. Y nada, nos piden el mismo test de salida todos los días, así que hay que ir con una muestra y presentarla al área médica, eso es para que controlen la burbuja anticovid y estos protocolos son diferentes, pero con tal de que hayan juegos no pasa nada, ya es una ganancia para todos. Hay que cuidarnos.
¿Qué sensación le genera disputar sus segundos Juegos Olímpicos?
La sensación de mis segundos Juegos Olímpicos creo que es muy especial, pero por supuesto que la primera vez fue muy especial también, porque era algo nuevo para mí y esta vez también es nuevo para mí, por las condiciones cambiantes del COVID y un lugar diferente, una cultura diferente aquí en Japón. Siempre todas son especiales. La sensación siempre es de mucha alegría y siempre súper contento de poder representar a El Salvador en las justas olímpicas. Además de un gran compromiso con dejarlo todo. No me refiero a dejarlo todo solo con el esfuerzo, sino que también tener cabeza para tomar decisiones correctas, sino no vale sde nada. Hay que estar en estado óptimo, con la cabeza tranquila para tomar las decisiones acertadas y ese es mi mayor afán, el hecho de poder sacar mi mejor versión y poner en práctica todo lo que hemos entrenado.
En marzo de este año nos decía que no le emocionaba ser el único clasificado a Tokio, ahora son cinco, ¿qué opina que vayamos con una delegación tan corta?
En marzo te había comentado de que no me gustaba, porque la gente me preguntaba de qué se sentía le hecho de ser el único clasificado y la verdad es que no me sentía muy contento de ir solo, porque sé que todos mis compañeros que estaban tratando, sé lo que se siente el hecho de poder estar ahí. Yo no fui a los Juegos de Londres, me quedé fuera y, por supuesto, que quisiera compartir la misma sensación de clasificar con todos los atletas porque es un sueño. ahora que somos cinco estoy súper contento, tenemos un equipo muy completo. Tenemos dos nadadores, un corredor y nuestra boxeadora Argentina Solorzano. Contento de poder compartir con ellos, no voy a poder estar con ellos en el mismo lugar, porque yo estoy en Hiroshima y ellos están en Tokio, pero me da mucha alegría, porque más que representantes son embajadores del deporte, la gente los ve como un referente y sirve como motivación para que más atletas puedan soñar con venir a unos Juegos Olímpicos y ganarlos.
La preparación para la justa olímpica la hizo toda en España, fue atípica, pero, ¿cómo llega personalmente?
La preparación para Río la estuve haciendo en Carolina del Sur, pero la mayoría de los entrenos los hicimos en Tenerife (lugar donde reside), entonces no ha cambiado mucho. Mi preparación para estos juegos, desde 2017, he estado viviendo a tiempo completo en Tenerife y hemos tenido un grupo de navegantes muy sólido que está con nosotros. Creo que llego muy bien, creo que cada vez somos más sólidos en cuanto a habilidad de tomar decisiones y leer el viento no se puede medir. Pero es algo que voy notando que cada vez soy más consciente, somos más metódicos, cada vez podemos tener un poco más de control de lo que está pasando con el viento y cada vez somos más rápidos. Son detalles muy pequeños, pero son los que marcan la diferencia a través de los años. Con el pasar de los años vamos adquiriendo más experiencia. En la parte física también venimos muy bien preparados para el viento fuerte, porque en el lugar donde estamos entrenando suele haber mucho viento y nada más venir con la confianza alta y creer en mis habilidades.
Casi siempre hay dificultades en la preparación, ¿usted con cuáles se topó en una época que vivimos una pandemia?
Las dificultades en la preparación siempre están y no es solo durante la preparación, también van a ser durante la competencia. De eso se trata nuestro deporte, de afrontar dificultades y afrontar cambios. Por ejemplo, acá el viento puede cambiar y tienes que saber adaptarte y hacer, con lo que tenés, lo mejor posible. Esto se transmitió a todo lo que pasamos en la pandemia, con esta mentalidad que tenemos con los navegantes, porque podemos estar sujetos a tantos cambios de vientos que simplemente es tomarlo con lo que tenemos y hacerlo lo mejor posible y promediar lo mejor posible. Esta es nuestra filosofía del deporte, hemos sabido afrontar muy bien lo que fue el COVID, que las condiciones no dependían de nosotros, pero de nosotros sí dependía practicar la parte mental, la parte de análisis de videos. Entrenamos en la pandemia y de ahí aprovechamos a sacar nuestra mejor versión y, sobre todo, mucho tiempo de pensar y reflexionar el por qué hago lo que hago, por qué estoy aquí persiguiendo este sueño y para qué. Eso me ha ayudado mucho a crear una filosofía de trabajo mucho más fuerte, ya que encontré, durante la cuarentena, el propósito de ganar los Juegos Olímpicos va más allá del simple hecho de decir que gané unos Juegos Olímpicos. Encontré que, a través de lo que puedo hacer, puedo motivar a gente que dudaba si se atrevía de cumplir con el sueño olímpico o a mucha gente que tiene miedo a seguir sus sueños, que se sienta en una forma alentado. Que digan: si Quique Arathoon pudo hacer esto, una persona normal, con trabajo y esfuerzo y fe en Dios, por qué no puedo hacerlo yo. Ese propósito le da una razón más importante a venir a los Juegos a ganar. A través de lo que hago yo, puedo cambiar la vida de muchos jóvenes o gente en casa que talvez se deja llevar por lo que le dije la gente y no por lo que sienten en el corazón.
La medalla de bronce obtenida en la Copa del Mundo de Miami (2019) es un parámetro para pensar en una medalla de otro color en Tokio?
La medalla en la Copa del Mundo de Miami, por supuesto que es un parámetro para darme cuenta de que todos tenemos dos piernas y dos brazos, no somos más ni menos que nadie y que cuando navegamos bien podemos estar bien, incluso más arriba. Mucha gente me dice, ‘Quique, sabemos que querés ganar una medalla, ¿pero cuál es tu objetivo realista’? Y te digo algo, nosotros estamos trabajando todos los días para cumplir nuestro sueño de ganar los Juegos. Por supuesto que esto no se va hacer realidad si nos vamos por el histórico, porque yo no vengo como un favorito, no vengo como el campeón de los juegos pasados, no vengo como el campeón mundial, pero todos estos campeones mundiales siempre tuvieron una primera vez, y no lo hubieran logrado si no hubieran tenido fe en el trabajo. Mira si yo te digo que quiero ganar los Juegos Olímpicos, pero no he entrenado, no he hecho mis visualizaciones, no he hecho mi trabajo físico, entonces te digo que no nos vamos a engañar. Pero yo estoy poniendo todas las fichas en el asador, entonces decirte, por qué no si estoy trabajando lo mejor posible. Cada vez soy más sólido y hay que tener fe que podemos ser de los mejores del mundo y hasta que no nos creamos esto no vamos a ganar nada. Hay que confiar en el proceso y renunciar al control del resultado, porque eso no lo vamos a controlar, tampoco vamos a controlar que naveguen nuestros rivales. La medalla en Miami fue un indicador de que no tenemos ningún déficit a comparación de nuestros rivales. Hay que soñar en grande y que Dios nos inspire.
¿Ha soñado con subirse al podio en estos Juegos Olímpicos?
Por supuesto, mi sueño es ganar los Juegos Olímpicos y por eso es que esta carrera me ha llevado hasta aquí. Desde pequeño ese fue mi objetivo, no sabía en qué deporte, pero poco a poco me di cuenta de que me gustaba la navegación de vela, porque hice triatlón, hice gimnasia olímpica, pero el objetivo siempre es ganar los Juegos Olímpicos, no tiene por qué cambiar. Estamos comprometidos a la excelencia todos los días y dar el máximo.
¿Cuál es la tarea más complicada que debe superar en este momento para sentirse pleno antes de entrar al agua con su embarcación?
Yo creo que lo más complicado que debo preparar para llegar pleno es mí estado mental. Esto es muy importante, porque ahora empieza la mente a jugarnos en contra y empezamos con una mentalidad de que lo que queremos es ganarle a los demás y nos olvidamos de ganarnos a nosotros mismos, nos olvidamos de estar en estado óptimo, nos olvidamos de concentrarnos en el momento, de leer el viento. Cuando queremos ganar, por supuesto que quiero ganar, pero cuando voy al agua pensando en ganarle a mis rivales y no a mí mismo, me olvido de leer el viento, me olvido de ver las boyas, de salir bien, de adaptar mi técnica. Son tantos factores, que si estamos en el futuro de algo que no existe, ese es el mayor reto que tengo en estos Juegos Olímpicos. Mantener a Quique en el máximo estado de competición durante los siete días, durante los 45 minutos de cada regata, las dos regatas por día. Además de toda la rutina de todo el día, ahorrar energías para toda la semana, hay que estar balanceado. Si hacemos todo esto bien vamos a tener premio. Mi compromiso es dejarlo todo ahí, este es el mayor reto, poder vencer mis miedos, mis ganas de ganar, a veces estas cosas le quitan la concentración a uno.
Desde su experiencia, ¿qué le aconsejaría a los atletas salvadoreños que van a debutar en Juegos Olímpicos?
Desde mi experiencia, ya lo decía en la ceremonia de presentación con el equipo olímpico que fue vía zoom, que cuando no clasifiqué a Londres, fue como que se me viniera el mundo abajo, porque pensé que los Juegos Olímpicos me iban a cambair al vida y me iban a hacer una mejor persona. Cuando fui a Río 2016 fue una experiencia linda, pero no es que te haga una mejor persona ir a los olímpicos. Le ponemos demasiado énfasis a lo superficial y es muy difícil concentrarse para estar en un estado óptimo, como si nos estamos jugando la vida y la muerte. Los Juegos Olímpicos son importantes, pero es como cualquier otra competencia. En el ámbito de lo que tenemos que hacer, las reglas son todas iguales. Si logramos afrontar esto, vamos a disfrutar mucho más de los juegos porque vamos a sacar nuestra mejor versión y nos vamos a ir con una satisfacción de que dejamos lo mejor. Cuando miraba los Juegos Olímpicos por la televisión miraba como si los atletas eran supernaturales y después verme a la par con Michael Phelps, con Novak Djokovic, todos los que vi en la televisión, me di cuenta que todos somos iguales, no tienen un brazo extra ni otra pierna. No son más ni menos que nosotros, eso me dejó una leción muy grande.