Centroamérica sufre desde este fin de semana el embate del huracán Julia, que se formó en el mar Caribe, tocó tierra en Nicaragua y ha causado una estela de destrucción a su paso.
Lo mismo hizo en las islas San Andrés y en poblaciones de Venezuela. En El Salvador, la zona oriental, de acuerdo con los pronósticos, será una de las áreas más afectadas, al igual que los municipios de la costa.
El Gobierno del presidente Nayib Bukele inició de manera temprana los preparativos para enfrentar la emergencia.
Se activó el comité nacional de Protección Civil y se desarrollaron acciones de prevención en diferentes puntos del país, además se activó el sistema nacional de albergues para alojar a las familias que se encuentren en peligro.
También se activaron brigadas para limpiar las quebradas y las alcantarillas.
La nueva Asamblea Legislativa sesionó de manera extraordinaria el sábado para decretar emergencia nacional, mientras Protección Civil declaró la alerta naranja en todo el territorio, para activar a los equipos, las instituciones y las municipalidades de manera preventiva.
Con los primeros efectos de las lluvias, comenzó la remoción de árboles y ramas caídos, para mantener despejadas las vías de acceso. Sin embargo, el paso del huracán trae consigo vientos muy fuertes y grandes precipitaciones, por lo que la alerta roja se vuelve necesaria para enfrentar estos retos.
Como ciudadanos también podemos poner de nuestra parte. Se trata de acatar las indicaciones de las autoridades, evitar exponerse innecesariamente y proceder a las evacuaciones ante la menor señal de peligro.
El Ministerio de Educación anunció, de manera oportuna, la suspensión de las clases en todos los niveles —desde parvularia hasta la universidad— en instituciones públicas y privadas, para proteger a alumnos, profesores y personal administrativo.
También, como ciudadanos, podemos colaborar si evitamos distribuir información falsa o malintencionada en redes sociales.
No debemos tampoco restarle importancia a un fenómeno climático que ya ocasionó graves daños y podemos apoyar a aquellos que sean afectados con donaciones de alimentos y ropa o como voluntarios en los albergues.
En las emergencias nacionales, lo mejor es acatar las instrucciones de las autoridades, prevenir, actuar de manera reflexiva y practicar la solidaridad.
Colaboremos para sumar en estos momentos de duras pruebas y para ayudar a otros.