«No maten más». Ese fue el mensaje tajante que envió ayer el presidente de la república, Nayib Bukele, a las pandillas, y les reiteró que las acciones desde el Ejecutivo para enfrentar la escalada de homicidios que provocaron en los últimos días no cambiarán.
En su cuenta de Twitter, el mandatario publicó un video con parte de las acciones en las cárceles tras la declaratoria del régimen de excepción aprobado por la Asamblea Legislativa el pasado domingo.
«Mensaje a las pandillas: tenemos a 16,000 “homeboys” en nuestro poder. Aparte de los 1,000 arrestados en estos días. Les decomisamos todo, hasta las colchonetas para dormir, les racionamos la comida y ahora ya no verán el sol. Paren de matar ya o ellos la van a pagar también», publicó el mandatario.
Bukele agregó que no se reducirá el presupuesto de otras áreas para alimentar a los «terroristas» que ingresarán a las cárceles.
También respondió a la crítica del ex secretario ejecutivo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Paulo Abrão, quien calificó estas medidas de «populismo penal». 2
«Ustedes [la OEA] patrocinaron la tregua que solo fortaleció a las pandillas», le recordó el mandatario. Asimismo, el domingo por la noche compartió en Twitter información de la Policía Nacional Civil (PNC) en la que se detalla la captura de 576 integrantes de estructuras criminales a escala nacional.
«Casi 600 capturas en solos dos días… ¡Y el régimen de excepción dura 30 días prorrogables! Y no crean que saldrán libres», escribió el mandatario salvadoreño, refiriéndose a los resultados presentados por las autoridades policiales hasta ese momento.
El mismo domingo, la PNC presentó a más de 40 integrantes de grupos delictivos «como muestra de las operaciones realizadas desde el sábado pasado a escala nacional», luego de las instrucciones del jefe de Estado ante el alza de homicidios registrados en el país.
El director general de Centros Penales, Osiris Luna, expresó ayer que con las acciones al interior de las cárceles se envía el mensaje claro de que «todo lo que [los pandilleros] hagan a la población honrada de este país lo sufrirán aquí, y les vamos a demostrar quién manda.
El Estado se respeta». Las celdas de los penales de máxima seguridad fueron requisadas, sacando las colchonetas para dormir y todos los productos de tienda que se les permitía conservar a los pandilleros presos.
Además, se inició el encierro total. Con el propósito de contrarrestar el aumento de los actos criminales, el presidente Bukele solicitó el pasado sábado por la noche a la Asamblea Legislativa que se decretara el régimen de excepción en todo el país, con base en el artículo 29 de la Constitución de la República.
Con la aplicación de esta medida temporal se han prohibido las asociaciones y reuniones de sospechosos integrantes de pandillas; además, se ha avalado la ampliación del procedimiento administrativo de detención para que la Fiscalía General de la República (FGR) tenga mayor tiempo de investigación; asimismo, se ha aprobado la intervención de las comunicaciones de grupos delictivos.
Desde el momento en que se registró un incremento en la tasa de homicidios, el pasado viernes, y horas antes de que se aprobara el régimen de excepción, el Gobierno de Bukele ya había actuado desplegando a los elementos de la PNC y de la Fuerza Armada (FAES) en distintos puntos del territorio nacional para ejecutar operativos, patrullajes y brindar seguridad a los salvadoreños durante las 24 horas del día con el Plan Control Territorial (PCT).
Mauricio Rodríguez, analista político, destacó en una entrevista para «Diario El Salvador» que el PCT y las demás medidas estratégicas que ha tomado el Gobierno de Bukele para reducir las cifras de homicidios en el país son un ataque frontal para las pandillas, «una situación que los gobiernos anteriores no pudieron implementar ni manejar».
«En este momento, los salvadoreños sí están observando a un presidente que, una vez más, de manera oportuna, ha venido a dar respuesta a un problema que se suscitó de la noche a la mañana, porque estábamos bien y de un día a otro ocurren 60 homicidios; eso no es normal», agregó.
Durante los gobiernos de dos presidentes del partido ARENA, Francisco Flores y Elías Antonio Saca, se implementaron los planes Mano Dura y Super Mano Dura, con los que buscaron dar un golpe a la delincuencia; no obstante, según las estadísticas de la PNC, en lugar de registrarse una reducción en los índices de muertes violentas, hubo un aumento.
El 2003 (final de la gestión de Francisco Flores) terminó con 2,270 homicidios, y en 2008, un año antes de concluir la administración de Antonio Saca, la cifra no bajó de los 3,179 asesinatos.
Lo mismo sucedió cuando los presidentes del partido FMLN, ahora prófugos de la justicia, Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, llegaron al Ejecutivo.
El 14 de marzo de 2012 se reveló que el gobierno de Funes negoció con los grupos criminales una reducción de asesinatos, que cayeron hasta 53 %.
En 2011, la Policía registró 4,371 asesinatos, y en 2012, año de la tregua, las muertes se redujeron a 2,594. Sánchez Cerén retomó las políticas implementadas por su antecesor a través del plan El Salvador Seguro, un programa que pretendía ser una herramienta para garantizar la seguridad y convivencia ciudadana; sin embargo, las estadísticas revelan que no consiguió reducir los homicidios en El Salvador.
Actualmente, la operatividad de las fuerzas de seguridad continúa en el territorio y se ejecutan incursiones en diferentes zonas con alto índice delictivo que afecta a la población.