Estudiantes de 3,500 escuelas retomaron el martes pasado las clases presenciales cumpliendo estrictos protocolos de bioseguridad, como la toma de temperatura, el uso de mascarillas, el lavado de manos y el uso de alcohol en gel.
Además, El Salvador se convirtió en el primer país de la región en el que todos los maestros, tanto del sector público como del privado, han recibido la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus antes de comenzar las clases semipresenciales, lo cual evitará el contagio y ayudará a superar la pandemia.
Las escuelas también fueron parte del plan de desinfección de infraestructuras que llevó a cabo el Gobierno por medio del Ministerio de Obras Públicas y del Ministerio de Salud, como parte de los preparativos para el regreso a clases seguro. La Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA) también ha adecuado las instalaciones y garantiza el acceso a agua de calidad para los estudiantes que se incorporarán a las clases.
En todo caso, el retorno a las actividades es voluntario y dependerá de la decisión de cada familia. También hay que tomar en cuenta que, aunque todos los alumnos quieran estar en el salón de clases, eso no será posible debido a los protocolos de distanciamiento, por lo que el método implementado en el país por el Gobierno del presidente Nayib Bukele ha sido el de clases semipresenciales.
La vacunación también se está expandiendo en el país con la aplicación de dosis del medicamento a los adultos mayores de 80 años y a pacientes con enfermedades crónico-degenerativas. Un moderno y eficiente sistema de asignación de citas para recibir la vacuna —alabado incluso por los más férreos detractores del Gobierno— permitirá una ordenada ejecución de un proceso que deberá ser masivo para proteger a toda la ciudadanía, aunque, nuevamente, se respetará la voluntad de cada persona y no será obligatorio.
Las decisiones que tomó la administración del presidente Bukele han sido reconocidas internacionalmente por la previsión de las necesidades de la población, y entre ellas se encuentra la construcción del Hospital El Salvador, que se ha convertido en un referente para el continente y no en una carga para el Gobierno, como sí han sido, por ejemplo, los hospitales móviles en Honduras, que no resolvieron la atención de pacientes con coronavirus.