Carpintería, pintura, grabados en madera, confección de ropa y zapatería son solo algunos de los oficios que las autoridades de la Dirección General de Centros Penales (DGCP) les ofrecen en un un moderno complejo penitenciario a los reos en fase de confianza en las instalaciones de la Fase II del penal La Esperanza, mejor conocido como Mariona.
El director general de Centros Penales, Osiris Luna, realizó un recorrido este martes por dichas instalaciones y constató cómo los privados de libertad aprovechan el tiempo en actividades productivas y culturales.
Pero hay más, los mismos privados de libertad que han sido capacitados como facilitadores son lo que lideran los talleres vocacionales de: piñatería, albañilería, imprenta, serigrafia, corte y confección, pintura, zapatería, carpintería, sastrería, elaboración de hamacas, entre otros.
Desde el inicio de la gestión del Presidente Nayib Bukele, las autoridades penitenciarias anunciaron cambios significativos y una transformación importante en los centros penitenciarios, algo que nunca fue prioridad en los gobiernos del FMLN que pactaron con grupos de pandillas la reducción de homicidios a cambio de beneficios solo para algunos grupos delictivos. Esta forma de hacer política fue duramente criticada por el presidente Bukele.
«En menos de dos años hemos cerrado cuatro centros penitenciarios, estos generaban una verdadera afectación a la población. Después viene la apertura del módulo B de la Fase II del Centro Penal La Esperanza [donde] tendremos 2,000 cupos más», detalló el funcionario.
Luna también se refirió al futuro que bajo la administración Bukele tendrán controladas las cárceles del país sin la necesidad de pactar con grupos delincuenciales. «La visión del gobierno del Presidente Nayib Bukele es crear complejos penitenciarios, evitando el hacinamiento carcelario haciendo prevalecer la seguridad y creando condiciones adecuadas para la rehabilitación de los privados de libertad», expresó.
Como parte de su proceso de rehabilitación los privados de libertad reciben diferentes tipos de programas como: arte, cultura, religión, educación, trabajo penitenciario y deporte. Otros se dedican a labores en favor de la comunidad, como trabajos de infraestructura escolar o en delegaciones policiales, o haciendo limpiezas de playas o de ríos y quebradas.
Mencionó además que estos «complejos penitenciarios» tienen como objetivo «ser circuitos cerrados globales con orden, control y disciplina en que los privados de libertad por medio de la práctica en talleres vocacionales, aumenten sus conocimientos para una rehabilitación y reinserción efectiva».
El director de penales compartió imágenes en sus redes sociales de los privados de libertad desarrollando actividades culturales en los diferentes talleres de pintura, escultura con madera y otras artes.
En ese sentido, Luna detalló: «El taller de pintura es uno de los primeros que fue montado en la fase II de La Esperanza. Aquí los privados de libertad aprenden y ponen en práctica sus conocimientos en las artes plásticas».