Después de 30 años de dominar la política nacional, los partidos de la guerra finalmente fueron desplazados gracias a la voluntad de todo un pueblo. De esa manera inició una nueva página en la historia de El Salvador, lejos de los grupos de poder que históricamente habían dominado el escenario político utilizando los partidos que formalmente se presentaban como gobernantes.
Bajo ese esquema, las necesidades de los salvadoreños habían sido dejadas de lado y sustituidas por los intereses de esos grupos de poder, que conseguían aliados internacionales para mantener su reconocimiento.
ARENA y el FMLN fueron las expresiones político-partidistas de esos grupos que solo hicieron una pequeña transición entre uno y otro, sin tocar las estructuras de dominio implementadas desde hacía décadas. Como nada cambió, no hubo ninguna protesta internacional, a pesar de que el FMLN surgió para implementar por las armas un régimen ligado al marxismo y que, para evitarlo, millones de dólares de los contribuyentes estadounidenses llegaron como ayuda militar y armas durante el conflicto armado.
Pasó la guerra, se firmaron los Acuerdos de Paz y solo las cúpulas de ambos bandos salieron victoriosas. Al final, el sistema productivo agrícola quedó en el abandono y solo recibió pequeñas ayudas a lo largo de los años, como un sistema de riego que se anunció que iba a resolver los problemas de los agricultores de Chalatenango, pero que solo duró ocho meses.
Este miércoles, el presidente Nayib Bukele lanzó en San Ignacio, Chalatenango, el programa RECETO para impulsar el cultivo de repollo, cebolla y tomate en esta zona, como parte de Plan Maestro de Rescate Agropecuario, que integra como ejes principales la soberanía alimentaria, la recuperación del cultivo del café y la ruralización, entendida esta como una serie de medidas para hacer atractivo el campo para generar puestos de trabajo y condiciones de vida equiparables a las de la ciudad.
Con RECETO se generarán 3,500 empleos directos locales y 18,000 trabajos indirectos. Los productores recibirán capital semilla para que adquieran equipos y aumenten sus cosechas. Solo en esa zona de Chalatenango la inversión será de $44 millones. En futuras etapas también se lanzará este programa en San Miguel y Santa Ana para potenciar los cultivos no tradicionales.
La soberanía nacional pasa necesariamente por la capacidad de producir nuestros alimentos, y por décadas la agricultura fue relegada. Ahora, este Gobierno le apuesta de manera decidida no solo a sembrar más, sino que también a tener cosechas tecnificadas y a mejorar las capacidades de los agricultores, gracias a la cooperación de expertos israelíes y de otras naciones hermanas.