Como sociólogo y a la vez educador, enfoco la mayoría de mis artículos hacia el ámbito propiamente político. Sin embargo, en esta ocasión dedico estas líneas a lo que llamaré la protección de nuestro patrimonio cultural, para el que existe una Ley Especial de Protección al Patrimonio Cultural que se encuentra como el decreto 513, con fecha 22 de abril de 1993.
Por alguna razón descuidamos nuestro legado cultural expresado en nuestras diferentes manifestaciones culturales, entre ellas, Santa Ana, la segunda ciudad en importancia del país, rica en monumentos históricos, que solo es valorada por turistas, equivale a decir que Santa Ana tiene esa bendición de contar con la visita permanente de este tipo de turistas, quienes son fieles testigos de la belleza del centro histórico de la ciudad.
La Ciudad Morena tuvo su época de oro, de opulencia y desarrollo basada en la caficultura.
A inicios del siglo XX se construyó la monumental catedral de la ciudad, ícono de El Salvador, y el actual Teatro Nacional de Santa Ana, uno de lo más espectaculares a escala latinoamericana, igual se encuentra el casino santaneco y el actual edificio que alberga la alcaldía municipal, con daños estructurales pero superables, lo cual implica que ya no debería ser utilizada como tal, más bien restaurarla y convertirla en un área de promoción cultural.
En esta ocasión me ocupa lo relacionado con el Casino Militar Centroamericano o simplemente Casino Militar, el cual se encuentra en el límite del centro histórico, en el barrio San Miguelito.
Este inmueble, en 1981 sufrió un artero ataque de las fuerzas guerrilleras del FMLN, al inicio del pasado conflicto armado fue incendiado hasta reducirlo a las ruinas en las que ahora se encuentra.
Esta histórica edificación, luego de sufrir ese inmisericorde ataque, soportó los terremotos de 1986, y de enero y febrero de 2001. Además del deterioro por la falta de mantenimiento, las lluvias, las depresiones tropicales, las tormentas y los huracanes.
A pesar de esto, está incólume, es fiel testigo del paso del tiempo y de la indiferencia con la que se le ha visto y nadie, ni las autoridades de gobiernos anteriores ni las organizaciones de la sociedad civil, hizo algo por rescatar a este gigante dormido.
Al recordar un poco la historia se conoce, según los registros, que el Casino Militar Centroamericano fue inaugurado en 1906 durante la presidencia del también santaneco Pedro José Escalón y los planos fueron elaborados por el arquitecto Pascasio González. La construcción fue encomendada a la Sociedad Constructora Occidental. Además todo el hierro interno y visto proviene de la Herrería Nacional y la ornamentación estuvo a cargo de Juan José Laínez. Si se observa, fue un esfuerzo de mano de obra nacional y local.
Quienes no son santanecos y no conocen del valor de estos monumentos buscan la manera de reducirlos a simples parqueos para vehículos, lo cual se me hizo saber por fuentes que merecen mi credibilidad. De modo que una institución de servicios de salud ha manifestado convertirlo en un simple parque vehicular. Esto, amigos, no creo que provenga de la mentalidad de un santaneco, mucho menos de un conocedor del patrimonio cultural salvadoreño.
Son muchas las voces que se elevan en torno a este tema; he leído publicaciones en sitios de internet, en Facebook y en pláticas con buenos santanecos que de manera aislada hacen o buscan crear conciencia colectiva en torno a este tema, sin mayores resultados.
Particularmente, me apoyé en gente con credenciales de expertos en el tema que manifiestan que existen tesis de profesionales de la ingeniería civil y de arquitectos, los cuales incluso elaboraron un proceso investigativo al respecto, y creo honestamente que el Casino Militar se puede restaurar sin sumas estrafalarias y con grandes beneficios para la comunidad santaneca.
Con expertos en el tema hemos llegado a la conclusión de que se puede convertir el inmueble en un polo de desarrollo cultural de la zona de San Miguelito y sus alrededores por medio de la presentación de exposiciones de pinturas, café, biblioteca, peñas culturales, entre otras. Tomando en cuenta los valores agregados como la promoción turística y la dinamización de la economía de la zona.
El gigante dormido, dañado y herido pero no de muerte, es decir, el Casino Militar Centroamericano o simplemente nuestro Casino Militar es una tarea pendiente que no puede ni debe darse por perdida y es en el que la sociedad junto con el Gobierno del presidente Bukele y la nueva Asamblea Legislativa, en coordinación con el Ministerio de la Defensa Nacional y el Ministerio de Cultura, entre otros, deben y debemos dar pasos en firme para rescatar dicho monumento histórico y que sea entregado a la sociedad como parte del legado nacional y local, hablando de los santanecos.
Debería ser en nuestra época una tarea de todos los santanecos buscar y promover su rescate, ya que estamos a 116 años de haberlo inaugurado y a 41 de su abandono.
Dedico estas líneas a generar esa conciencia entre la actual clase política y las organizaciones de la sociedad civil, para que pongamos manos a la obra y rescatemos nuestro Casino Militar de Santa Ana.