Este año, el presidente Nayib Bukele asumió su segundo mandato al frente del Ejecutivo, y con este, un nuevo reto: el desarrollo económico del país.
Durante su toma de posición el mandatario destacó que este gran paso es posible gracias al trabajo previo desarrollado en materia de seguridad, el cual permitió erradicar del territorio nacional a lo que consideró «un cáncer»: las pandillas y su accionar delictivo que durante décadas sumió al país en la zozobra y el subdesarrollo.
Estrategias que permitieron que durante la gestión Bukele, el país sume 795 días con cero homicidios, es decir, una tasa de homicidios de alrededor de 1.8 por cada 100,000 habitantes, lo que coloca a El Salvador como la nación más segura del hemisferio occidental.
Como parte de plan económico para el período que corresponde de 2025-2029, Bukele ha anunciado los tres primeros ejes: la alimentación, la tecnología y la logística.
En materia de alimentación, el mandatario anunció que para hacer frente al incremento de precios, que se registró a mediados de este año, se dispondría de agromercados en todo el país, y a la fecha ya se han instalado 55, y continúan en expansión.
El gobernante ha sostenido que «lo que propicia esto (los agromercados) no solo es una opción directa para la población, sino que además introduce un actor privado de competencia adicional a los actores normales que siempre están ahí, y que bueno que están ahí».
Las autoridades han explicado que en los agromercados el Gobierno no vende, sólo proporciona los espacios físicos y facilita la logística a productores nacionales e importadores, eliminando de esta manera intermediarios que históricamente han presionado al alza los precios.
En este mismo eje, el pasado 31 de octubre, el Gobierno dio por inaugurada la Central de Abastos de Soyapango, un centro de distribución que funciona con una lógica similar al de los agromercados, pero atiende la demanda de mayoreo para favorecer a pequeños proveedores de alimentos o dueños de negocios que necesitan mayores volúmenes de compra.
En cuanto a la tecnología, el mandatario desveló este eje en julio, al acompañar la inauguración del primer centro de datos llamado Data Trust, el cual fue ejecutado con una inversión inicial de $30 millones.
Durante este evento, el gobernante dijo que el país apuesta por convertirse en hub regional en el plano tecnológico y, de esa forma, cambiar la historia de letargo en la que se sumergió en el pasado.
Apuntó que este tipo de inversiones llevan desarrollo directo de las familias porque dichas empresas proveen empleos bien remunerados. Este mismo año, el país recibió a Google como parte del ecosistema de modernización tecnológica, un rubro que también ha visto la llegada de otras compañías de inteligencia artificial, cripto, ciberseguridad, big data, entre otras.
La logística fue el último de los ejes anunciados. La transformación de este sector se ejecuta a través de un acuerdo con la empresa turca YILPORT Holding por $1,615 millones, que servirán para incrementar la capacidad operativa del puerto de Acajutla y reactivar el de La Unión.
Esta sociedad se convierte en la inversión privada más grande en la historia de El Salvador, la cual abre nuevas oportunidades comerciales que contribuirán al crecimiento económico y a la consolidación como un referente logístico en la región.
Todas estas apuestas surgen en un momento donde el país ha alcanzado un posicionamiento positivo a escala internacional en el que estrena una mejorada nota de riesgo por parte de Moody’s Ratings, exhibe un riesgo país en torno a los 370 puntos que representa casi la mitad del que tenía en enero de 2024, y formalizó un acuerdo por $1,400 millones con el Fondo Monetario Internacional.