Desde 1999, bajo iniciativa de la Unesco, cada año el mundo celebra la multiculturalidad, el colorido y la belleza de las lenguas maternas, que nos recuerdan el origen de cada persona existente en la Tierra.
En ese sentido y con la certeza de promover la paz, el fomento de la tolerancia y el respeto de las culturas y el idioma por los demás, cada 21 de febrero los países recuerdan que la diversidad lingüística se encuentra cada vez más amenazada y con un mayor número de lenguas en extinción.
Se cree que cada dos semanas, como promedio, un lenguaje originario se extingue, y se lleva consigo todo un patrimonio cultural e intelectual. Y aunque en El Salvador se comienza a trabajar por la sensibilización y el respeto de nuestro náhuat, aún pesa el resultado de años de abandono y el poco trabajo por la preservación de una de las expresiones más valiosas y originarias de un pueblo: su lengua.
Con la esperanza de hacer florecer nuestros orígenes nace, en 2012, «Ne nawat shuchikisa» («El náhuat florece»), un proyecto que busca rescatar las raíces de nuestra valiosa lengua materna por medio de la música.

El ambicioso plan, a cargo de la española Sonia Megías, quien es una compositora y artista multidisciplinaria, pretende que a través de la recopilación de composiciones de nahuahablantes (nacidos con lengua materna) y neohablantes (aprendieron la lengua) resurja la grandeza cultural del náhuat.
Para la compositora, quien al venir al país encontró un escenario poco alentador acerca del rescate de nuestra lengua, el proyecto se convirtió en un compromiso porque personalmente es una creyente de la necesidad de dignificar y reconocer las raíces y la cultura de los antepasados.
«Vine al país a dirigir el sistema de coros y orquestas infantiles y juveniles, pero me llamó la atención que al preguntarles a las y los chicos cuál era su lengua originaria, no la identificaron con claridad, no la conocían. Entonces surgió la idea de hacer algo al respecto. Quería que estos niños conocieran y cantaran náhuat», expresa Megías.
El proyecto, que ella describe como «algo que parte del corazón», alberga la intención de que la cultura alrededor de este lenguaje vuelva a tomar un papel importante para las nuevas generaciones, y para ello basó el proyecto en la investigación, identificación, recopilación y transcripción de las piezas y composiciones náhuat.
Escudriñando las raíces de un país
Para Megías, adentrarse en el cautivante mundo de nuestro idioma originario fue más que un proyecto profesional. Pronto logró comprender que las raíces de un pueblo no están a la vista y que era necesario una conexión más cercana al corazón de un país culturalmente atractivo.
«Aunque el país esté lleno de centros comerciales y inmobiliarios como parte de la globalización, las raíces están en la cultura, en el origen, y eso se encuentra en los pueblos originarios», comenta.
Una de las acciones que, sin duda, dieron rumbo al proyecto fue la visita de la compositora a diferentes pueblos donde aún existe fuertemente la forma de vida y cultura de los antepasados, como ocurre en Santo Domingo de Guzmán, Cuisnahuat e Izalco, tres municipios de Sonsonate.
En dichos pueblos aún hay personas que tienen el conocimiento y la virtud de expresarse en náhuat, y fueron quienes compartieron la riqueza de sus creaciones para dar vida a la recopilación de un aproximado de 150 canciones, todas bajo el sello de nuestra lengua materna.
UN CANCIONERO ORIGINARIO
Tras nueve años de investigación, recopilación, talleres, conciertos y diferentes actividades en torno al proyecto, El Salvador podrá contar con un cancionero que reúne música hecha desde las raíces de nuestra cultura.
Las canciones, algunas recientes pero igual de significativas, comparten al mundo la riqueza de un país que difunde el respeto por lo original de nuestra tierra e invitan a continuar en la búsqueda de la permanencia de nuestra lengua.
Actualmente, el cancionero, titulado «Tuyulu takwika» o «Nuestro corazón canta», se encuentra en el proceso de transcripción, revisión y traducción de los textos por parte del lingüista Rubén Alvaguer.
Se espera que en los próximos meses se comience la maquetación de partituras y diseño para, posteriormente, imprimir 2,500 ejemplares que serán distribuidos de manera gratuita para el aprendizaje de la lengua náhuat por medio de la música.
De esta manera, Megías espera devolver al pueblo salvadoreño el tesoro de la música en lengua náhuat que tan generosamente le fue compartido para que finalmente más generaciones sean capaces de reconocer la grandeza cultural de su pueblo.