Desesperación y angustia fue parte de lo que vivió, la noche del pasado jueves, Miguel Ángel Erroa, de 61 años, al ver como su casa y las de sus hijos eran dañadas y en cuestión de segundos arrasadas y por el deslave ocurrido en el caserío Los Angelitos 2, en Nejapa. Durante esos fatídicos minutos don Miguel perdió a su esposa, un hijo y un nieto.
«La tragedia comenzó a las 10:00 de la noche, desde esa hora no dormimos nada y como la lluvia comenzó con todo, cuando venía el zumbido, que hasta vibraba la casa, entonces yo salí corriendo como pude… Y les dije ¡sálganse todos, sálganse todos!», relató don Miguel.
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Relata que logró salir de su vivienda y como pudo se afianzó de un poste, cuando pudo estabilizarse vio como su vivienda era arrastrada por la mezcla de lodo, piedras y árboles que arrastró el desborde de la quebrada Vilanova.
Junto con la vivienda también fueron arrastrados los cuerpos de su esposa Lucía Sánchez de Erroa, el de uno de sus hijos Sandro Vladimir Erroa, de 17 años y el de su nieto Mauricio, de siete meses, quienes fueron encontrados a dos kilómetros de su vivienda.
«Al principio pensé que era un temblor, yo decía que era un terremoto, y empecé a ver que la casa se movía, y salí corriendo, cuando vi que por toda la calle iba también un puño de agua, garrotes y tierra, les gritaba sálganse todos, sálganse todos y algunos se salieron como pudieron, pero mi esposa, mi hijo y mi nieto ya no pudieron salir», lamentó don Miguel.
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El sobreviviente asegura que todo ocurrió en cuestión de un minuto, y que él logró salir rápido porque ya estaba despierto, «porque yo cuando truena no me puedo dormir, estaba pendiente un poco, de repente oí que pasaban piedras, de repente empecé a sentir que la tierra vibraba y empecé a escuchar el zumbido, entonces abrí la puerta y salí corriendo», comentó.
Tras el deslave don Miguel asegura que el lugar ahora será inhabitable por lo que solicitan la ayuda de las autoridades y personas altruistas que puedan brindar donde vivir a todos los afectados.
«Este pantalón y los zapatos me los han regalado, nosotros nos hemos quedado sin nada. Como todos estaban dormidos, nos agarró con todo y desprevenidos», apuntó don Miguel