El final de este domingo pasado ha sido de reflexión sobre lo que posteriormente, el lunes 23 de mayo, declaró Rudy Gallo, entrenador de la selección de playa, después de la conquista de los campeones de la Concacaf: «Es un regalo para el país» y destacó el gran impacto colectivo emocional que causa la alegría, especialmente en tiempos tan difíciles. Sentirse feliz por el triunfo de otros que nos representan no solo es un contagio, es un efecto extrínseco de la motivación y de la identidad, tal como lo es una medalla, un trofeo o hasta una remuneración económica. Eso también pasó con los aficionados de fútbol de los dos equipos que al terminar el día lograron su clasificación para la gran final. Imaginémonos ahora ¿qué pasaría con nuestro bienestar, con la salud física y mental si fuéramos nosotros los que participando lográramos triunfos personales a través de más movimiento intencionado, hacer ejercicio o practicar algún deporte?
Pues bien, a esto se le llama mantener y mejorar nuestro balance de salud mental y bienestar durante la pandemia de la COVID-19. Me ha motivado el escribir estas notas un artículo de dos médicos y profesores alemanes, especialistas en este campo, y que siento que van como una dirección prescriptiva para personas individuales, deportistas, instituciones y gobiernos para poder lidiar contra los estragos presentes y futuros que representa el estar aislado, inactivo y peor aún frustrado y deprimido a causa de la pandemia. Es pues, una contribución positiva de la educación física, el ejercicio y el deporte a este respecto. Estar aislado es un aburrimiento que junto con la televisión y los juegos electrónicos nos incita a consumir comida chatarra y a olvidar una realidad exterior; efectos devastadores de una cuarentena para la soledad y depresión que favorecen el alcohol, el abuso de sustancias, las lesiones autoinfligidas, el comportamiento suicida y hasta la violencia doméstica.
En tanto aumenta la prolongación de la COVID 19, los tópicos, los debates y las propuestas por los aspectos mentales y de salud ganan más y más importancia entre la población en general. Existen evidencias científicas que demuestran, por ejemplo, cómo en desórdenes asociados a la ansiedad, la depresión y hasta la esquizofrenia, la práctica deportiva, el ejercicio físico y el entrenamiento juegan un rol vital. En nuestra sociedad actual, deficiente de práctica deportiva y sano esparcimiento, inclusive la dosis adecuada de movimiento y ejercicio aumenta en importancia. El niño y el adolescente alemán, por ejemplo, en 1950 se movían 10 kilómetros diarios, hoy únicamente lo hacen en 700 metros. Actualmente solo apenas un tercio de jóvenes y un quinto de niños se mueven una hora diaria. Lejos están las prácticas reales de lo que necesita un niño o una niña de tres o cuatro años: moverse y tener actividad física 180 minutos al día, no estar sentados más de una hora enfrente de una pantalla (televisor, juego electrónico o tableta) y dormir de 10 a 13 horas diarias. Y lo más grave de todo: socialización y falta de exposición ambiental. Los autores señalan estudios de 2017 en los que destacan que la depresión puede ser evitada en un 12 % si se realizara cualquier modalidad deportiva moderada por lo menos una hora a la semana. Personas con desórdenes depresivos mueren de siete a once años antes que grupos sanos comparados, en los casos de esquizofrenia aun de 10 a 20 años antes, y no primeramente debido al peligro de suicidio, sino debido a las enfermedades físicas crónicas que aparecen con los años como resultado de la falta de movimiento y de ejercicio.
Es obvio que el actual confinamiento y las prohibiciones de contacto personal limitan marcadamente las relaciones sociales, aumentando así el riesgo de daño de la salud mental. Tal como lo demuestra el gran estudio longitudinal de Harvard descrito en el libro «Triumphs of Experience», del doctor G. E. Vaillant. Tan igual como la salud física y mental es la satisfacción con la vida y la calidad de esta que dependen esencialmente de la calidad de los lazos sociales. «Relaciones de intimidad (familiaridad, amistad, relación muy cercana con personas queridas y cosas queridas). Esto es la fórmula mágica que incluso conduce a una vejez exitosa: «La capacidad para la intimidad combinada con persistencia, disciplina, orden y dependencia». Lo único que realmente importa en la vida son las relaciones con los demás.
Las personas regularmente activas experimentan en forma directa beneficios tales como buen humor, adecuada tensión y buen estado emocional. Esta afectación es el resultado de factores de efecto inespecíficos del movimiento sobre cambios neurobiológicos específicos y cambios neuroendocrinólogos que produce el deporte. La autoeficiencia experimentada al estar activo transmite, usualmente, una mejorada autoconfianza, en adición a lo que significa sentir y experimentar toda mejoría en nuestras capacidades cognitivas como una tensión placentera y de ganancia. El descubrimiento de la neuroplasticidad en ciertas regiones del cerebro nos permite un mejor entendimiento de las enfermedades mentales y neurodegenerativas, ampliando a su vez los beneficios de toda actividad física con los efectos posibles sobre neurotransmisores como la serotonina o la noradrenalina, que ya han sido usadas como una extensión adicional de posibilidades de tratamiento para personas depresivas.
Muchos hemos sido robados de nuestros habituales programas de ejercicio y contactos sociales debido a que muchos lugares han sido cerrados. Ya no solo necesitamos motivación, sino que también fuerza de voluntad para continuar. Como atletas y viviendo según principios que identifican esta forma de vida, nos toca sobreponernos y desarrollar habilidades más seguir en la lucha; la vacuna no lo es todo. Esto es posible si establecemos determinación y claras metas de lo que podemos lograr día a día. Como lo dije anteriormente, la sensación de ganar algo y, sobre todo, lograr metas autoestablecidas nos permite la sensación de un triunfo ante la desesperación galopante. Las emociones mueven a las personas. La gran pregunta es ¿cómo continuar esta motivación para lograr una adecuada actividad física en medio del confinamiento, la prohibición y la soledad? Bueno, esa respuesta solo podría venir de esa conducta humana que nos permite sobrevivir, y que orienta siempre a que la vida debe continuar a pesar de todas las restricciones.