La semana pasada, durante la 75.ª Asamblea Mundial de la Salud, el Gobierno del presidente Nayib Bukele recibió el espaldarazo del director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, por el manejo que El Salvador hizo de la pandemia.
«Muchas gracias, ministro de Salud, Francisco Alabi, por una buena discusión sobre la respuesta de El Salvador a la COVID-19 y su interés en la tecnología de ARNm y BioHub. También analizamos las reformas exitosas del sistema de salud de El Salvador que lo ayudaron a lograr salud para todos. La OMS seguirá apoyando», indicó Ghebreyesus en su Twitter.
Se trata de un nuevo reconocimiento no solo a la labor para contener, frenar y combatir el coronavirus —que postró los sistemas médicos de muchas naciones, incluidos países del primer mundo—, sino también por las reformas del sistema de salud que se han implementado durante los primeros tres años del presidente Bukele.
La oposición de ARENA-FMLN y sus aliados en la vieja Asamblea Legislativa, al inicio y en plena pandemia, consideraron que el bloqueo a los fondos de emergencia era una oportunidad para atacar al Gobierno, sin importar que tales acciones pusieran en riesgo la vida de millares de salvadoreños.
Sin embargo, gracias a la efectividad en la administración pública, se reorientaron recursos y se dispuso de fondos no solo para diseñar la estrategia de contención inicial del virus, sino también para remodelar la red hospitalaria pública (dejada en ruinas por 30 años de malos manejos) e incluso para negociar la compra de millones de las entonces futuras dosis de vacunas (todavía en fase de investigación por parte de las farmacéuticas internacionales), además de tener acceso a los planes de vacunas de la OMS.
El resultado está a la vista. El Salvador es el país con menos contagios y letalidades por la COVID-19 en la región.
Una masiva vacunación ha permitido llegar a la mayoría de la población, que no solo ha completado el esquema de dos aplicaciones, sino que también ha tenido refuerzos de terceras y cuartas dosis. Más de 10.8 millones de dosis se han aplicado en el país y la OMS felicitó al Gobierno por la excelente cadena en frío para resguardar el fármaco.
El buen trabajo para crear conciencia se nota a diario. A pesar de que el uso de la mascarilla dejó de ser obligatorio, muchas personas siguen utilizándola por ser una efectiva medida profiláctica para evitar no solo el contagio del coronavirus, sino de otros patógenos e impurezas del aire.