«Ser agradecido con Dios y con los demás. Yo he sentido que en este proceso Dios me ha puesto ángeles, porque ellas [enfermeras] son unos ángeles, lo hacen sentir bien a uno, le explican cada cosa que le ponen. Eso lo llena a uno de confianza. Eso nos hace sentir tomados en cuenta, que nos llamen por nuestro nombre nos hace sentir importantes», dijo Frida Candray a «Diario El Salvador» con respecto al tratamiento de quimioterapia que recibe en el Hospital Oncológico del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS).
Ella fue diagnosticada en 2019 con cáncer de mama, enfermedad que cambió su ritmo y estilo de vida, ya que posteriormente le fue detectada una metástasis (células cancerosas) en el hígado; sin embargo, su confianza en Dios y las ganas de vivir cada día con intensidad han sido su fortaleza.
«Nadie se va en la víspera, ni la hoja de un árbol se cae sin la voluntad de Dios. Si a mí me preguntan, yo siempre digo que estoy bien, pura vida. El impacto de la enfermedad no es agradable, más el segundo cuando le dicen que hay metástasis, pero aun con eso hay que seguirse cuidando, es una oportunidad que Dios le da de preparar las cosas, ponerse en paz con los demás, consigo mismo», aseguró Frida, quien es licenciada en Laboratorio Clínico.

Aseguró que durante la emergencia sanitaria no faltó a sus tratamientos, y agradeció la labor del personal de salud que le ha acompañado durante todo el proceso de su enfermedad.
Durante una de sus sesiones de quimioterapia, señaló la importancia de buscar ayuda profesional en caso de ser diagnosticado con cáncer y no dar comentarios o información sin fundamento médico.
«Primero me dijeron a mí que dejara de buscar en internet cosas sobre cáncer, qué es, o andar preguntando qué le pasó a otra persona con cáncer, porque a nadie le da lo mismo que a otra. Dios le da a cada uno los procesos diferentes, y los efectos secundarios son solo eso, a uno les da una cosa y a otros, otra», señaló.
«Ser feliz depende de mí, sentirme bien depende de mí. Los dolores y las náuseas son parte del proceso de santificación que todos tenemos. Si podemos ofrecer cada malestar por el malestar del otro, eso es una bendición», aseveró.