El médico salvadoreño Rolando Quijano fue nombrado este año el responsable de la unidad de coordinación del Registro Francés de Donantes de Médula Ósea en la Agencia de Biomedicina de Francia, una dependencia del Ministerio de Salud y la encargada de la logística y el cumplimiento de las normas sanitarias para este tipo de procesos, ya sea en Estados Unidos, Francia y otros países de Europa.
La agencia, un ente regulador de la máxima autoridad sanitaria de Francia, controla los mecanismos de trasplante de órganos, de médula ósea, tejido, embriología, genética humana y asistencia médica de la procreación. Quijano es el responsable de la unidad de coordinación de trasplante de células madre hematopoyéticas para todo el territorio francés desde enero de 2021.
Junto con su equipo de 11 profesionales, la unidad de coordinación organiza la logística y se asegura de que todo se ejecute dentro de las normas en vigor en Francia, pero el procedimiento depende de dónde se encuentren los solicitantes para programar el trasplante, y puede durar varios meses.
Si un paciente con padecimientos como leucemia, aplasia medular (desaparición de células) o déficit inmunitario necesita el trasplante de médula, el registro francés es el intermediario clave para hacer la búsqueda en los 73 registros de donantes que existen en el mundo y que están interconectados a una sola red, con la disponibilidad de casi 39 millones de personas inscritas para someterse a este proceso y solidarizarse con otras.
Entre los países con registro de donantes se encuentran Estados Unidos, Alemania, España, Inglaterra, Austria, República Checa, Croacia, Canadá, México, Argentina, Chile, China, Japón, Taiwán, Corea, Singapur, India y Arabia Saudita.
El experto reconoce que la compatibilidad es uno de los grandes desafíos en esta materia, pero que el registro facilita el proceso para salvar la vida de miles de personas. Anualmente se llevan a cabo más de 1,000 operaciones en pacientes con edades de menos de un año hasta 70 años.

«Estamos hablando de una compatibilidad genética, y eso es bien difícil de encontrar. Es como ganarse la lotería, o más difícil, como una en un millón», explicó.
Cuando encuentran a alguien potencialmente compatible, se contactan con el registro de donantes en Francia o en otros países y las unidades del extranjero se responsabilizan de contactar con el donador. «Eso no se hace en 24 horas, salvo en casos específicos, cuando se usa sangre placentaria, que está congelada», agregó Quijano.
El registro fue creado en 1986 por profesionales de la medicina y genética para contar con una base de donantes en la que se pueden inscribir en todo momento y agilizar el proceso de los pacientes, en lugar de hacer miles de pruebas para encontrar a un individuo compatible.
Un trasplante de médula en Francia es identificado como un servicio básico de salud y, de acuerdo con Quijano, el proceso no fue afectado por la pandemia de la COVID-19.
TRAYECTORIA COMO MÉDICO
Quijano empezó hace cinco años como pasante en la unidad encargada de calidad y seguridad sanitaria, ubicada en Saint-Denis, en la región de París.
El salvadoreño trabajó sobre la transmisión de la tuberculosis en el trasplante de órganos sólidos y en la aplicación de una nueva ley que se estaba estudiando para aplicar la biovigilancia; es decir, el seguimiento de los eventos adversos cuando hay un trasplante de médula. Luego pasó a ser coordinador de la unidad de donantes durante dos años.
Dentro de la agencia cumplió una larga trayectoria antes de convertirse en coordinador. «Fue mi trabajo el que me llevó ahí. Las puertas se fueron abriendo y estaba en el momento exacto, trabajando con todo», reconoció.
El salvadoreño de 35 años y originario de San Salvador se graduó de Medicina en la Universidad de El Salvador (UES). Desde hace cinco años decidió estudiar en Francia salud pública, especialidad en políticas de seguridad sanitaria y calidad, y trasplante de médula. Su interés por la medicina es una herencia familiar. Su hermano Enrique Quijano es médico, al igual que dos de sus tíos, Maximiliano Amaya y Juventino Amaya, a quienes los ve como grandes ejemplos en su vida.

PASIÓN POR LA MEDICINA, UNA HERENCIA FAMILIAR
Aunque su padre era contador, Quijano decidió seguir los pasos de su hermano y dos tíos, los tres médicos de la familia. Estudió Medicina en la Universidad de El Salvador (UES) y luego decidió ampliar sus conocimientos en el extranjero. En Francia se encuentra desde 2015 y aspira a continuar preparándose para ser un mejor profesional.

PREPARACIÓN EN EL EXTRANJERO DESDE 2015
Quijano es trilingüe. Habla español, inglés y francés. Aunque estudió este último idioma en El Salvador, al trasladarse a Francia se sometió a otros estudios en 2014 para perfeccionar su pronunciación. Su travesía hasta el otro continente del mundo comenzó cuando decidió estudiar salud pública en el extranjero y aplicó a universidades de América del Sur y en Francia, pero fue la facultad de medicina de París denominada Descartes la que aceptó su candidatura.