Se llegó el 27 de noviembre de 2021, el día en que Diego Fernández [nombre ficticio] conocería a Chris Tyler, su amigo estadounidense que hace más de cinco meses atrás contactó a través de las redes sociales y por la buena comunicación decidieron conocerse. El punto de reunión sería el aeropuerto internacional San Óscar Arnulfo Romero, sin embargo, el encuentro no se concretó y Fernández casi fue víctima de una estafa por más de $2,000.
La historia de Diego es similar a la de muchos. De hecho, entre el 1° de enero de 2019 al 31 de diciembre de 2021, la Fiscalía General de la República (FGR) inició 9,321 casos por los delitos de estafa y estafa agravada a escala nacional; de los cuales el 90.3% [8,419] fueron por estafas y el 9.7% [902] con agravantes. Esos ilícitos se incrementaron el año pasado cuando totalizaron 3,681 procesos, es decir 545 casos más de los reportados en 2019 cuando se recibieron 3,136; mientras que en 2020 se registraron 2,504.
Diego recuerda que la cita le generaba altas expectativas porque por primera vez conocería a una persona a quien encontró por internet y estaba interesado en aventurarse a disfrutar la playa, montaña, otros destinos turísticos y la comida salvadoreña. El muchacho cuenta que ese día salió muy temprano de su casa porque el vuelo procedente de Panamá aterrizaría en el país a las 6:30 de la mañana. Su amigo, supuestamente, ya viajaba desde un día anterior desde Miami, Florida, Estados Unidos.
«Esa mañana estaba contento porque tendría una visita chiva, ya hasta tenía lugares recomendados para visitar y todo. Me intrigaba un poco el hecho que tenía que trabajar durante su estadía y el tiempo sería limitado, pero ya había buscado opciones para distribuir los únicos espacios que quedarían para compartir con el invitado».
Hasta la llegada al aeropuerto Diego detalla que todo iba bien, llegó sin contratiempos; solo un poco nervioso, sin embargo, la situación comenzó a generarle preocupación cuando se pasó la hora del arribo y Tyler aparecía en línea en Telegram, pero no contestaba a sus mensajes. «Se conectaba, se desconectaba y para nada que leía mis mensajes y yo ya estaba en el parqueo del aeropuerto. Le intenté llamar, pero había desactivado la opción, más me preocupaba», dice.
A todo eso habían pasado casi media hora desde que habría aterrizado y ya era un tiempo prudente para salir de la terminal aérea, pero eso no sucedió. Fernández se escabulló y llegó hasta la puerta de salida de los pasajeros [que para ese momento era prohibida la entrada], cuando de repente su amigo le escribió que había tenido un pequeño problema en aduanas, pero ya estaba por resolverlo.
LA ESTAFA
La respuesta generó un poco de tranquilidad a Diego, de eso pasaron unos 15 minutos y nada de comunicación, «Luego me escribe que estaba en serios problemas porque traía $30,000 en efectivo y le decían los policías que eso era ilegal. En ese momento me preocupé, porque quedaría preso, no nos conoceríamos y se la pasaría muy mal. “Que regada que alguien por venir a conocerme la va a pasar mal”, me recriminaba».
Diego relata que sintió como un balde de agua fría sobre su cuerpo, se entristeció y se preocupó demasiado. Trató de buscar soluciones, indagó sobre implicaciones legales contra una persona que traía la supuesta cantidad de dinero. Narra que Tyler le pedía ayuda, que hablara con las autoridades y hasta le mandó una fotografía donde supuestamente le estaban incautando sus maletas.
El muchacho manifiesta que la frustración lo invadió, y tras varios minutos cayó en cuenta que no podía hacer mayor cosa ante la situación debido a que eran problemas legales y lo mejor era regresarse a casa y buscar otro tipo de alternativas. Añade que a ese momento la presunta retención le generaba dudas, pues revisó el Twitter de la Policía y Fiscalía y no reportaban ninguna captura en el aeropuerto.
«Me regresé a casa y en el camino comencé a analizar la foto enviada del decomiso de sus cosas, la vi varias veces y me doy cuenta que no era el aeropuerto del país, los que la estaban empacando sus maletas eran unas mujeres con rasgos asiáticos, lo más raro que estaba retenido y no le quitaron nunca el teléfono y caí en cuenta que estaba ante una estafa. Mejor decidí seguirle el hilo al estafador y ver hasta donde llegaba».
La víctima siguió camino a su casa y dejó de responder a los mensajes de Tyler que cada vez eran más frecuentes, «¡Ayúdame no quiero quedarme aquí!, habla con las autoridades, me hubieras dicho que no podía traer tanto dinero en efectivo, entre otras cosas me decía».
Diego recuerda que se le hacía raro no ver ninguna noticia sobre el caso, pues era mucho dinero incautado como para que no se filtrara el hecho a los medios. La tarde de ese sábado le cayó otro mensaje de su presunto amigo que decía que había logrado contactar a alguien de migración y él debía enviar un correo.
«Ya sabía que estaba ante una estafa y pues envié el correo a [email protected], me contestaron: “su amigo extranjero ha sido incautado y capturado por lavado de dinero. ¿No conoces estas leyes?, ¿no estás al tanto de los $30,000 con los que viajó? Yo les pregunté cómo me podían ayudar».
Tyler le suplicaba que contribuyera con el contacto de migración porque quería salir a conocerlo y seguir con el itinerario que tenían. Tras varios mensajes de correo, el presunto trabajador migratorio pedía que depositara $2,550 a una cuenta bancaria para poner en libertad a su amigo lo más pronto posible.
«Ese último mensaje sirvió para quedar claro que me querían ver la cara. Lo bueno que me di cuenta a tiempo, hubo muchas cosas que me alertaron. Quizá hasta hubiera sacado ese dinero para ayudar al tipo».
MÁS DE 1,000 CAPTURADOS EN LOS ÚLTIMOS TRES AÑOS
Los datos de la Fiscalía dan cuenta de la detención de 1,143 imputados entre enero de 2019 a diciembre de 2021 por estafa; 1,064 fueron arrestados mediante órdenes administrativas y 79 en el periodo de flagrancia. Las aprehensiones se incrementaron en 2021 con 501 versus las 246 de 2020 y los 396 arrestos de 2019.
En cuanto a las sentencias el ministerio público logró que diferentes tribunales condenaran a 234 acusados, 139 por estafa y 95 por estafa agravada.